Melody se estremeció de pies a cabeza, incrédula levantó la vista hacia Thiago. Él tenía una expresión indiferente en el rostro y, tras hablar, se puso de pie, les asintió con la cabeza y le dijo: —Entonces me voy yendo, si cambias de opinión, puedes llamarme en cualquier momento. Nuestro equipo de diseño te espera con los brazos abiertos para que te unas. Y gracias por el café, estaba delicioso—
Thiago se marchó y debajo del vaso de café había dejado una tarjeta de presentación. Melody sintió un vuelco en el corazón y tardó un buen rato en volver en sí.
Cuando Thiago se subió al carro de Briar, este lo miró y le preguntó: —¿Qué tal fue?—
Thiago negó con la cabeza, —No aceptó—
—Ya me lo imaginaba...— murmuró Briar y, volviendo a su posición inicial, arrancó el carro y se alejaron lentamente del estudio.
Al subir a la autopista, Thiago finalmente le preguntó: —¿Por qué tú no vas y le ayudas directamente en vez de hacer todo este rodeo conmigo?—
Briar apretó los dedos en el volante y le contestó: —¿Yo? Probablemente preferiría morir antes que aceptar trabajar conmigo—
—Eso sí que es cierto,— se rio Thiago sin saber lo que decía, —Definitivamente me prefiere a mí antes que a ti—
Briar, molesto, tocó el claxon con fuerza. —¿Acaso estás buscando problemas?—
—¡Oye, oye! Eso es traición. Ayudo a tu ex a ganar dinero y te pones así conmigo,— Thiago sacudió la cabeza y luego le preguntó, —Pero dime, si tanto te importa, ¿por qué hace cinco años la enviaste a prisión?—
Esa era la pregunta del millón. ¿Por qué se había esforzado tanto en ayudarla si era la mujer que más odiaba?
Briar, con la mirada perdida en el camino, tardó en responderle. —Porque ella causó la muerte de Eda y del bebé—
—Pero mira, ella también estaba embarazada en ese tiempo y tú no lo sabías,— queriéndole decir que envió a su esposa embarazada a la cárcel por una amante.
Thiago, sentado en el asiento trasero, observaba cómo el paisaje pasaba rápidamente por la ventana y notó que el carro aceleraba. —¿Dije algo que te molestó?—
Briar rechinó los dientes y le dijo: —Debo haber sido demasiado benevolente contigo. En cuanto llegue le contaré a tu padre todas las modelos jóvenes con las que te has estado divirtiendo—
—¡Carajo!— Thiago finalmente exclamó. —¡Briar, eso es muy bajo incluso para ti! ¡Así es como tratas a un mejor amigo!—
—¿Quién diablos te considera un mejor amigo? ¡Bájate de mi carro ahora mismo!—
Después de dejar a Thiago en su casa, Briar volvió a ocuparse de sus cosas. Justo en ese momento, alguien le llamó a su celular. Era un número desconocido.
Mientras se preguntaba quién podría ser, contestó la llamada. A través del teléfono, una voz jovial le dijo: —Papi, soy yo—
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