Secreto de mi esposo ciego romance Capítulo 196

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Al pasar junto a él, Camila estiró la mano para tocarle el pecho. Lo que sintió la dejó atónita: su corazón latía como un tambor.

«¡Sí que le afecta!».

Al principio, no tenía intención de comprobar si en realidad era ciego. Si de verdad creyera en las palabras de Ian, habría ideado un intrincado plan: no era difícil para alguien que siempre había aprobado sus exámenes con nota.

Sus acciones habían sido más bien una prueba a medias porque confiaba plenamente en él. Sin embargo, su pulso estaba muy por encima de la media. Camila retiró la mano con brusquedad, como si la hubieran electrocutado. Al entrar en la cocina, sintió que se le helaba la sangre.

«¡Algo más debe haber estado causando su inusual ritmo cardíaco! No puede ser por mi aspecto ahora mismo. ¡Está ciego!».

Chocó con una puerta de cristal que daba a la cocina y el plato que llevaba en la mano cayó al suelo con gran estrépito. Contemplando los fragmentos de porcelana destrozada, empezó a verlos como una metáfora de su confianza rota.

—Cami. —Dámaso se levantó de su asiento y se acercó a ella con una mirada de profunda preocupación.

Mientras tanto, ella se quedó helada al ver cómo caminaba. Caminaba hacia ella con paso firme y tranquilo, sin vacilaciones ni pasos torpes, como si viera con claridad. En ese instante, no tuvo ni idea de cómo enfrentarse a él. Le pareció evidente que le pasaba algo. Le tomó la mano y le preguntó:

—¿Qué te pasa?

—Yo... —Frunció los labios y le apartó las manos antes de agacharse para recoger los trozos rotos—. Por accidente…

Perdida en sus pensamientos, rozó sin querer los fragmentos, haciendo que la arañaran. La sangre manó de la herida sobre los trozos de porcelana blanca. Dámaso frunció el ceño y tiró de su mano hacia él.

—¿Le pasó algo a Luci?

«Ella estaba bien esta tarde antes de salir. He estado tan ocupada con el trabajo y con Jacobo que no he tenido tiempo para ella. Cuando volvió, ya estaba así de desorientada».