Secreto de mi esposo ciego romance Capítulo 77

Luci se enfadó.

—Cristal Lozano, fui yo quien te golpeó. ¿Por qué te diriges a Camila?

Cristal rio con frialdad.

—Atacaré a quien quiera. ¿Necesito una razón para ello?

En sus ojos brilló un destello frío.

—Además, ¡todavía no he resuelto ese último incidente contigo, Camila!

Camila apretó los labios. Ella fue la víctima de aquel incidente. Cristal fue la que escribió su nombre en la página de confesiones del campus y luego fue a buscarla para causarle problemas. ¿Ahora quería saldar una deuda? Frunció los labios.

—Señorita Lozano, no quiero discutir con usted. ¿Cómo quiere que le compensemos?

Luci tiró de Camila, pensando en marcharse.

—Ella ya me abofeteó. ¿Qué más podemos hacer? ¡Ya estamos en paz! Tú eres la única que quiere pagar por su vestido. Ella definitivamente va a hacer alguna demanda ridícula…

—¿Te vas, así como así?

Cristal y sus amigos les cerraron el paso.

—Camila, ¿no vas a pagar mi vestido? Déjame decirte que es de una marca famosa internacional. Cuesta cincuenta y ocho mil. —Se rio, mirando a Camila con ojos llenos de burla.

—¿Puedes pagar cincuenta y ocho mil? Dime, ¿cuántas veces tienes que acostarte con ese ciego para conseguir cincuenta y ocho mil?

Camila enarcó las cejas. Se quedó en su sitio, mirando a Cristal. Sabiendo que había provocado a Camila, Cristal se estaba envaneciendo. Su arrogancia se asemejaba a la de un pavo real exhibiendo sus plumas mientras se paseaba ante Camila.

—No creas que te voy a tener miedo sólo porque me hayas mirado mal. Puede que mi padre sea demasiado cauto y no se atreva a ofender a un ciego. Yo no soy como él. —Mientras reía, se puso delante de Camila y le tiró de la barbilla—. No creas que conseguirás una vida despreocupada teniendo a un ciego como apoyo. He oído que la Familia Lombardini le echó hace más de una década. Ya de joven causó la muerte de sus padres y de su hermana. Luego, tres prometidas murieron. Está maldito. ¿Sabes por qué sigues viva a pesar de estar juntos?

La sonrisa en sus labios era tan fría como el invierno.

—Es porque eres como él, inútil.

Camila apretó los dientes y la miró como una daga. Cristal estaba en las nubes.

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