Narrador.
Las lágrimas humedecían el pelaje de la cara de Morán, el lobo de Kasul, quien aullaba sin detenerse a medida que escarbaba en la tierra con planes de enterrar el cuerpo de Fátima, y con su morro la olfateaba constantemente manteniendo la esperanza de sentir que su corazón volver a latir. Era su más grande deseo escuchar al menos algo que le indicará que ella volvía a la vida o creer que podía por arte de magia levantarse, pero nada de eso sucedía y su furia contra la bruja crecía cada vez más a medida que no paraba de escarbar con sus patas delanteras.
Antes de obtener venganza quería rendir honores al cuerpo de la mujer que lo quiso sin importarle nada. Los lobos se mantenían lejos y era que estaban atentos, ya que los ojos de Morán estaban totalmente negros y no cambiaban, puesto que no sabían en qué momento esa aura demoníaca lo haría enloquecer, y aunque sentían mucha pena al verlo tan mal, los hechos de su pasado también repercutían y no se atrevían a confiar en él.
—Morán, ella necesita una mejor sepultura, deja de escarbar—, le habló Karim a su espalda y él le gruñó en respuesta y siguió dejando que sus lágrimas, aullidos y rasguños reflejaran su dolor.
Moira, advertida por su propia magia que le recorrió el cuerpo, decidió que era momento de escapar. Los brujos tienen una marca que nunca aparece en su anatomía solo el día en que ha llegado su final, Moira, que siempre había escuchado ese rumor, lo consideraba fábulas, o mitos de brujos antiguos para encontrar la manera de entretener con cuentos baratos a los hechiceros jóvenes que se creen cada invento, pero ahora mira su propia marca sintiendo como la bilis le subía por la garganta y las lágrimas empezaron a brotar como grandes gotas de lluvia, puesto que si hay algo que más adora aparte de ser poderosa es vivir. Hasta ver como el fin de la tierra llega para sentir la satisfacción de que fue una de las últimas, aunque no haya sido la primera.
—Hoy no moriré, en la guerra y en el amor todo se vale, yo solo buscaba quedarme con Karim, esas humanas de igual forma morirán, y un ser tan débil no merece ser tan venerado como esa humana que tanto odio— hablaba sola saliendo a toda prisa del palacio y aunque los guerreros no se opusieron a que saliera los miraba con recelos, hasta que llegó a los perímetros de la manada, donde la tierra mágica se divide con la exterior y empleando su magia quiso quitar la barrera que nadie más que los lobos que habitan en la manada pueden levantar, pero ella al creerse fuerte y tener permitido por el alfa utilizar su magia creía que sería fácil, de modo que intentó varias veces y la barrera solo se fortalecía más, como un escudo que se hacía más fuerte absorbiendo la magia.
—¡Maldita barrera! — grito frustrada.
—No es maldita, le obedece a un solo amo y ese soy yo—, el eco de la voz de Karim retumbó en la cabeza de Moira, miro a todas partes en busca de Karim y no veía nada, parecía que le hablaba a través de la barrera y a sí mismo era.
—¡¿Cómo?!…— preguntó atónita.
—No olvides que soy uno con mi territorio y él conmigo, pero sobre todo que Kasul es la mitad de mi alma, olvida ese plan de salir, no servirá.
—Vamos, rey lobo, muy bien sabías que una humana no se podía salvar por más magia que se utilizará, ya sea oscura o hechizos antiguos, o ¿por qué no lo hiciste tú? —, se mofó ella emitiendo al final una risa seca carente de gracia.
— Sabes bien que no hay una cosa que aturda más la mente de un ser, que la desesperación, sí que poseo magia, pero no puedo usarla tan libremente como lo hace un hechicero y sí, sabía que no podías salvar a un humano, pero olvidé que eres tan perversa, te aprovechaste de mi aturdimiento y de las ilusiones de mi hermano—, él seguía hablando por medio de la barrera, con el poder de su magia.
—¡Hay qué patético te escuchas!, eres todo menos un sentimental, ambos sabemos que te regocija ver a tu hermanito sufrir como una vez lo ha hecho tú, eres el ser más frío y calculador que existe, aunque tu sangre sea caliente posees mucha más maldad y oscuridad en tu alma que ningún demonio podría comparar—. Apareció Moira delante de todos gritando esas palabras dirigidas a Karim, pero más para qué Moran las escuchará.
—Deja de hablar porquerías…., Grrrrr— le gruñó Karim sintiendo ganas de arrancar la cabeza de esa bruja y como Kasul es de mente vulnerable supuso que creería todas las babosadas que dijo, Moira, no obstante, con rapidez dejó que su hermano percibiera que al igual que él, está sufriendo.
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