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Secretos del pasado romance Capítulo 1

¡Plaz!

En el oscuro y húmedo sótano, una palangana de agua fría cayó sobre la cabeza de Ana Paredes, quien no pudo evitar un escalofrío. De repente, oyó la voz de Camilo Frutos.

—Ana, ¿por qué huiste cuando Luis volvió a buscarte aquella noche? ¿Por qué no llamaste a la policía después del accidente de coche? ¿Por qué lo viste morir? —Su voz era fría y despiadada.

Mordiéndose la punta de la lengua, ella se obligó a permanecer consciente. Luis, el hermano de Camilo, la había criado durante diez años. De hecho, todos en Gramal sabían que él la adoraba tanto como Camilo, que se escapó de casa muy joven. Sin embargo, ¿por qué ella lo vio morir y ni siquiera intentó rescatarlo?

—¡Tú deberías ser quien muriera, no Luis! —exclamó Camilo.

—¡Milo! —A Ana se le secó la garganta. Mientras se retorcía en el suelo, su cuerpo parecía misteriosamente seductor.

—¿Milo? ¿Cómo te atreves a llamarme así? No eres la hermana que conocí. —La expresión del hombre se ensombreció.

Al oír eso, ella no pudo evitar estremecerse aunque no podía ver la rabia en los ojos del hombre.

Él la tocó e inmediatamente, ella sintió que su cuerpo se calentaba. Aunque había imaginado todas las escenas posibles de entregarse a él, nunca había pensado en esta posibilidad.

Fue una pesadilla para ella la noche del 13 de septiembre, y aún podía recordarla vívidamente. Aquella noche terminó de trabajar temprano y se fue a casa antes de lo habitual. Sin embargo, en cuanto entró en casa, oyó la voz de Luis. Quería darle una sorpresa, así que se escondió detrás de la puerta.

—¿Te refieres a Ana? Le he proporcionado las mejores cosas durante los últimos diez años. Ropa y zapatos bonitos, buena comida y casi todo lo que necesita. Cumple todos los requisitos. —Luis estaba hablando con alguien por teléfono.

«¿Requisitos? ¿Qué requisitos?», se preguntó ella. Reprimiendo su curiosidad, continuó escuchando a escondidas.

La voz de Luis sonaba extraña aquella noche, y parecía que le estaba asegurando algo a alguien.

—Estoy seguro de que es virgen y de que le gustará al líder. La he criado durante tantos años...

Al oír eso, Ana se sorprendió. Ya no se atrevía a escuchar a escondidas. Todo lo que podía hacer era quedarse quieta. De hecho, ni siquiera podía pensar con claridad.

—¡Quiero que recuerdes todo lo que pase esta noche durante el resto de tu vida! —Camilo apuntó a una cámara que había junto a la cama y bramó cada palabra, como si fuera un juez dictando sentencia.

La cámara lo grabaría todo. Él quería arruinar la reputación de ella y pisotear su dignidad bajo sus pies.

El apuesto rostro del hombre era como un demonio salido del infierno. Ana era responsable de la muerte de su hermano y él quería descargar toda su ira contra ella. «Luis la adoraba tanto, ¡pero perdió la vida por su culpa! ¡Debo destruirla ahora!». Camilo estaba exasperado.

Los efectos secundarios de la droga eran cada vez más fuertes. Ana se clavó las uñas en las palmas de las manos y un miedo extremo la envolvió.

—¡Milo! Eres igual que Luis. Son todos unos bastardos —gritó.

La lluvia caía a cántaros y parecía que nadie podía oírla a pesar de sus gritos. Ella sintió que su piel se calentaba como si estuviera ardiendo. Sin embargo, al cabo de un momento sintió mucho frío.

De repente, llamaron a la puerta.

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