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Secretos del pasado romance Capítulo 11

Intrigado por el extraño comportamiento de Camilo, Zac salió de la habitación para investigar el motivo de su regreso. Para su sorpresa, vio a una mujer conocida con su característico vestido de flores. Sólo tuvo que ponerse unas gafas de sol para disimular, ya que el personal del Club Dana le había garantizado que mantendría oculta su identidad.

Se trataba de Celeste Soler, el primer amor de Camilo y la única novia que había tenido. Una vez había llevado el mismo vestido de flores característico y había grabado un vídeo cantando por las calles. En un día, el vídeo se hizo viral y desde entonces había acumulado más de un millón de visitas. Le dieron la oportunidad de convertirse en cantante, con la condición de que rompiera con su entonces novio, Camilo. Al final, optó por sacrificar el amor y se convirtió en la Reina de la Balada que es hoy.

Ana reconoció a la mujer a primera vista. Saludó:

—Hola, Sra. Celeste.

Esta se quitó las gafas de sol y le sonrió.

—Ya eres mayor, Ana. —Pasó a sentarse junto a Camilo y le indicó—: Pablo, ¿nos pones un Chateau Lafite?

»Gracias por cuidar de Camilo todos estos años —dijo después de recibir la botella de vino y servirse una copa. Sus palabras pretendían dejar clara su estrecha relación con él. Luego levantó la copa hacia Rosa y preguntó con sarcasmo—: ¿Y tú, Rosa? ¿Podrías pelarme una uva, por favor? —Estaba lanzando sutiles indirectas para advertir a la mujer de que tuviera cuidado con sus actos.

Tras muchos años en el mundo del espectáculo, Celeste se había convertido en una mujer segura de sí misma y encantadora. Rosa y las demás anfitrionas se sentían intimidadas por su belleza y su aura y, naturalmente, se mantenían alejadas de ella. Les preocupaba parecer inferiores en comparación con la exótica belleza.

Aunque Rosa podía sentir el disgusto de la mujer, no se atrevió a discutir y peló obedientemente la uva. Mientras la observaba devorar la fruta, preguntó con cautela:

—¿Podemos hacernos una foto contigo?

—¡Claro! —respondió ella alegremente. Cuando se estaban haciendo la foto, Celeste rodeó el brazo de Camilo con el suyo y apoyó la cabeza en el hombro del hombre. Era como si siguieran siendo la pareja de enamorados de antes.

Aunque él tenía una expresión fría, no la apartó. El rostro de la mujer reveló un ligero disgusto cuando carraspeó y advirtió:

—No te atrevas a distribuir la foto.

Ana se burló para sus adentros: «¿Camilo me invitó para poder presumir de su relación? ¿Qué pretende? Me ha advertido en repetidas ocasiones que nuestro matrimonio es una farsa y que no debería preocuparme. Sin embargo, va por ahí diciendo que estamos casados. Además, me ha comprado ropa y me ha prometido llevarme a casa. No he tenido un hogar desde que mi madre me abandonó cuando era niña. Después de hacer todas estas cosas, ¿cómo espera que me distancie de él?».

Justo entonces, las palabras de Camilo interrumpieron los pensamientos de Ana:

—¡Ven aquí, Ana!

La mujer se quedó clavada en el sitio y se preguntó: «¿sabrá Celeste que Camilo y yo estamos casados?».

Camilo, molesto por la falta de respuesta de Ana, quiso acercarse a ella. Sin embargo, fue incapaz de liberarse del fuerte agarre de Celeste. Gritó una vez más:

—¡Ana, ven aquí!

Celeste lo miró y comentó:

—Rara vez perdías los estribos en el pasado.

Ella era conocida por ser una mujer sensata y fría. En el pasado, fue capaz de dar la noticia de su ruptura con indiferencia. Ahora, podía entrar en la habitación y mostrar su afecto por Camilo como si su ruptura nunca hubiera existido. Estaba segura de que el hombre seguía enamorado de ella.

El repentino reencuentro pilló a Camilo por sorpresa. Sin embargo, pronto volvió en sí y recordó que estaba casado con Ana. Aunque no aprobaba el matrimonio, era un hombre moral que no faltaría a sus responsabilidades como marido.

Camilo tenía fama de ser rápido y decidido en el mundo de los negocios. Sin embargo, su confianza y dominio desaparecían cuando estaba con Celeste. Ella podía hacerle sentir indefenso, como si volviera a ser el ignorante de su juventud. Su influencia sobre él era tan fuerte que se sentía afectado cada vez que la veía en televisión.

Capítulo 11 Comportamiento extraño 1

Capítulo 11 Comportamiento extraño 2

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