Los muchachos se pusieron en contacto con el abogado.
—Buenos días Abogado, estoy lista para decir todo lo que se, pero necesito que garantice la seguridad todas nosotras, incluyendo a la bebé.
—La policía está dispuesta a ayudarle, pero necesita saber dónde usted se encuentra.
—No, dígame donde puedo ir, tiene que ser un lugar seguro, ya ha visto lo peligroso que son estás personas.
—Esta bien, entonces déjeme coordinar con el comisionado.
Finalice la llamada, no quería tardar mucho tiempo, no sé si es cierto que pueden rastrear ni ubicación con solo unos segundos.
—Señorita nos moveremos de sitio — me dijo Ramón.
— ¿Dónde iremos?
—Solo siga nuestro vehículo ¿Sabe manejar?
—Si, se manejar.
—De acuerdo.
Las camionetas aparecieron delante de mi, las muchachas iban conmigo, empezamos a regresar a la ciudad, la camionetas empezaron a dispersarse, cuando ví solo quedaba una.
Se detuvo y Ramón bajo de su vehículo.
—Nosotros estaremos vigilando con más distancia, para saber en todo momento dónde se encuentra será necesario usar un localizador.
—No me digas que me van a insertar un localizador.
—No, solamente le pediré que use este collar, en la parte interna hay un GPS, así podremos saber dónde está, nosotros la estamos dejando en la estación,
—Pensé que esperaríamos las instrucciones del abogado.
—No, nosotros seguimos las órdenes de arriba, como usted expresó sus intenciones de quedarse entonces nos han dado las instrucciones de resguardarla, eso sí, cuando salga de aquí no nos empiece a buscar, levantaría sospecha.
—Gracias por todo Ramón.
El regreso a su vehículo, nosotras terminamos de llegar a la estación.
—Buenos días mi nombre es Mónica, quisiera hablar con él comisionado, dígale que soy la exmujer del hombre que buscaban.
—Pase por acá señora Mónica, en un momento la atenderá el comisionado.
En eso el abogado llega.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante