Los días fueron pasando y el detective no se volvió a aparecer, en eso alguien golpea a mi puerta.
—Hola Lucy, se que eres nueva aquí y no conoces a nadie, pero haremos una fiesta en la piscina está noche, no sé si te gustaría unirte.
—No sabía que había piscina.
—Esta en el tercer piso, la corporación nunca te dice a qué tienes acceso en este edificio, pero aquí hay de todo, hasta un sexshop.
—Es en serio y yo así fui a la calle por disfraces.
—Mejor si, aquí todo es caro.
— ¿Nos vemos ahí?
—Esta bien, nos vemos ahí.
A pesar que podía irme en cualquier momento, aún no lo hacía, me daba vuelta un tema en la cabeza, así que llamé a mi hombre misterioso, no sabía a quién recurrir.
—Hola guapo.
— ¿Cómo sabes que lo soy?
—Por que me has tratado mejor que los demás y eso solo lo hace un caballero de verdad.
—Solo espero no te descepcione de mi.
—Te he llamado porque hay algo que no me tiene tranquila.
—Dime.
—Sabes que recientemente se detecto que mis documentos presentaban ciertos vacíos y prácticamente terminaba asociada a mi identidad anterior.
—Continua.
—Si decido irme a mi antigua casa ¿No crees que levantaría más sospechas?
— ¿Que propones?
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