Me sentía perdida, mi mente me decía que me fuera, pero mi corazón anhelaba estar con ese hombre, realmente no sabía que rumbo había tomado hasta que llegue al mar, solo me hizo recordar España, fue un tiempo maravilloso, hasta que ese tipo lo tuvo que arruinar.
—Vaya, que pequeño es este planeta — dijo alguien a mi espalda.
Volteó y era ese sujeto.
—Lo bueno que existe la libertad y puedo ir donde yo quiera.
Arruinó mi momento, no se que hace aquí
—Oye, espera ¿Sigues molesta? Si lo estabas disfrutando.
Yo no me detuve y no quería dirigirle la palabra.
—Vamos Mónica, no seas así.
Eso me dejó en shock, yo no recuerdo haber usado mi nombre real.
— ¿Quien eres tú?
— ¿No te acuerdas de mí?
—Si me hubiera acordado de ti, no hubiera permitido que metiera eso en mi.
—Que mala memoria tienes, si hace 3 años recuerdo que estabas loca por mi.
Si cuando me ha llamado por mi nombre me dejó en shock, ahora escuchar eso me ha puesto peor.
—No puedes ser que tú...
—Así es, soy yo, Tomas.
Tragame tierra, era lo único que podía pensar, cuando yo tenía la edad de 13 años conocí a Tomás en el colegio, era un chico bastante atractivo, todas las chicas estaban locas por el, incluyendome, pero a la edad de 14 años escuché que el dejo embarazada a dos chicas a quien desvirgó e hizo un trío, luego de eso su familia se fue de la ciudad, yo casi me unos a esa fiesta, pero mi madre no me lo permitió, luego estuve agradecida que no lo hiciera.
—Espero que hayas regresado para asumir tu responsabilidad.
—No necesariamente, estoy bien así.
—Ingrato, destruiste la vida de esas dos chicas.
—Yo no las obligué a qué abrieran las piernas, además no fueron las primeras, pero si las únicas en no cuidarse.
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