Cuando regresamos a casa eran las 6 de la tarde, realmente habíamos pasado todo el día fuera de casa.
—Sabes, me iré a bañar, me siento pegajosa.
— ¿Quieres que te acompañe?
Me mordí un poco los labios, claro que quería estar con él.
—Solo si tú quieres realmente.
Yo seguí rumbo a la habitación, no quise voltear a ver, deje la puerta abierta, tome un par de toallas y entre al baño, al voltear la mirada quería que el estuviera ahí, pero no fue así, me decepcione un poco, entre a la ducha y abrí la llave, tenía los ojos cerrados cuando en eso siento que alguien me da un beso en la espalda.
— ¿Te he sorprendido?
—Pensé realmente que no vendrías.
—Como voy a rechazar tal invitación.
Nos empezamos a besar debajo de la ducha, el agua nos mojaba a los dos, el agarro el jabón y empezó a recorrer mi cuerpo, se tomó su tiempo en mis pechos y luego siguio bajando hasta llegar a mis entrepiernas.
—No me metas jabón.
—Tranquila, pero debo de lavar bien.
Unos de sus dedos tocó mi ano y me hizo dar un pequeño brinco.
—Travieso, que andas haciendo por esos rumbos.
—Igual debo de limpiar bien.
Siguió bajando y llegó a mis pies, cuando los termino de lavar me dió un beso en cada uno de ellos, ahora es mi turno, le empecé a tallar la espalda, era algo velludo, baje hasta llegar a sus nalgas, no tenía mucho, pero así me gustaba quise hacerle lo mismo y pase un dedo por su ano.
—Niña traviesa, esos rumbos no voy.
—Y a mi si me puedes tocar por ahí.
—Veras que cuando lo pruebes no lo dejarás tan fácil.
Aún estando se espalda, me pegue a el y empecé a tallar el pecho, me pegaba lo más posible para que el sintiera mis pezones, llegue a su pene y aquí si me tomé mi tiempo, después de haber enjuagado, lo metí en mi boca y le empecé a dar una mamada, no tarde mucho.
—Tenía que estar segura que estaba limpia.
—Pero mira como me has dejado.
—Eso se puede solucionar.
Abrí la llave y lo empuje hacía la ducha.
—Con un poco de agua se te tiene que bajar.
—Que mala eres.
Le pase una toalla para que se secará y yo también lo hice, le agarré de la mano y lo llevé a la cama, le acosté y empecé a jugar nuevamente con su pene.
—No creas que tenía la intención de dejarte así.
Empecé a chuparle el pene, la puerta seguía abierta y el estaba de espalda a la puerta, sabía que en cualquier momento podía llegar Alicia y necesitaba ocultar su llegada.
—Quiero que utilices esto y no te lo quites hasta que yo te diga.
Le di un antifaz y con eso impedía que el viera lo que sucediera, empecé a montarlo y lo hice tan rápido que el no tardó mucho en correrse.
—Que fue eso que me acabas de hacer.
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