Seducida por un extraño (COMPLETA) romance Capítulo 27

—Si estuvieras en un combate real, justo ahora no tendrías mucho aire y estarías nuevamente en el suelo, me encanta esa mirada fiera que estas lanzándome Asier, en serio quieres golpearme, ya te dije que tenías que hacer para lograrlo, concéntrate —vuelve a separarse de mí, le espeto frustrada y molesta.

—Sí, realmente quiero partirte la cara y quitar esa sonrisa de tu rostro, pero por amor de Dios eres un puto sensei en una escuela para ninjas, no tengo oportunidad si quiera de rozarte la barbilla —empieza a reír a carcajadas y deja sus manos sobre su cintura, y suelta en tono burlón.

—En eso tienes toda la razón, no tienes oportunidad, no conmigo en guardia y con los ojos abiertos. Te daré algo de ventaja Asier voy a pararme justo aquí, con mis manos en mi espalda y cerrare los ojos, si te acercas sin yo notarlo y tocas mi abdomen te concederé una victoria y responderé cualquier pregunta que tengas —hace una pausa y ríe— y sé que tienes muchas.

Su propuesta suena tentadora, pero me suena a gato encerrado por lo que lo miro dudando y el continua.

—Venga no seas cobarde.

Esa frase hace que me hierva la sangre en las venas y el coraje se apodere de mi de una manera que nunca pensé que fuera posible, este idiota sabe muy bien como provocarme y hacerme perder los papeles, lo miro con odio.

—Hecho.

Él me sonríe ampliamente y se para derecho con sus manos tras de su espalda y cierra sus ojos, me quedo en donde estoy pensando cómo hacer para acercarme sin que lo note, el suelo no cruje cuando camino por las colchonetas, por lo que el suelo no me denunciara pero algo me dice que notara de todas formas cuando me acerque.

Medito en mis opciones y todas llevan a un solo lugar, sabrá que estoy cerca y no me dejara tocarlo. Luego una idea maravillosamente genial se me ocurre, la idea es que lo toque, él dijo en el abdomen, pero lo esencial en esto es que lo toque ¿no?

Una sonrisa de triunfo se escapa de mis labios y me paro frente a el a unos cuantos pasos tomo impulso y salto sobre él, al chocar contra su cuerpo este se tambalea un poco, mis piernas se enrollan en su cintura y sus manos salen disparadas hacia mi espalda para sujetarme y que no me caiga en el proceso el pierde el equilibro y ambos caemos sobre las colchonetas, conmigo sobre el muy cerca de su cara que tiene expresión de sorpresa y está claramente aturdido.

—¡Joder ¿estás loca o qué coño?! —no lo dejo terminar, estar en esa posición tan cerca de su cuerpo ha despertado una pasión inhumana e incontrolable por él.

Por lo que me lanzo sobre sus labios y comienzo a besarlo como si me vida dependiera de ello, entre el coraje y la frustración por las cosas que me dijo hace un momento el beso es violento, él no se limita a dejarme hacer, su boca se abre con anhelo y responde a mi desenfrenado beso con más ímpetu y más deseo.

Sus manos se deslizan por mis nalgas y las aprieta con fuerza, en respuesta muerdo su labio con fuerza el gruñe y aprieta con más fuerza, continuamos el beso con saña, con pasión, nos separamos por un momento para tomar aire por nuestras respiraciones agitadas no dan más, sus ojos y los míos se encuentran y ese sentimiento que no supe explicar antes vuelve aparecer en mi pecho y suspiro agitadamente mientras me pierdo en su mirada.

En sus manos sobre mí, en su respiración acelerada, sus labios se acercan nuevamente a mi boca pero esta vez solo deja un pequeño y casto beso que en comparación al otro este es un puro gesto de cariño, acaricia mi nariz con la suya y susurra.

—De acuerdo, tu ganas —sonrió— eres una tramposa.

—Y tu un imbécil.

Le respondo inmediatamente, luego acuna mi cuerpo entre sus manos y me da un fuerte y cálido abrazo, puedo sentir el latir agitado de su corazón en su pecho y me susurra mientras acaricia mi cabello.

—¿Que estás haciendo conmigo preciosa?

Me separo un poco de el para verle a la cara y tiene una extraña expresión que no se descifrar el me ve y me sonríe cálidamente, acuna mi rostros entre sus manos y me da un beso sobre la nariz.

—¿Puedes levantarte? no creo que sea bueno que estemos así vamos golpear un poco el saco para drenar ¿qué dices? —una ceja en mi rostro se eleva y le pregunto.

—¿Drenar qué? —él sonríe y me contesta en otro susurro pícaro.

—Las ganas locas que tengo de levantarnos y llevarte a otro lugar para hacerte el amor hasta que me digas que no quieres dejarme nunca más.

Mis mejillas se llenan de un ligero rubor y el las acaricia con sus nudillos que siguen envueltos en la cinta negra y susurra allí, tendidos en las colchonetas sin dejar de mirarme y con un brillo hermoso en los ojos

—Asier me gustas, me gustas mucho.

Sus palabras me sorprenden, me descolocan me dejan sin habla, el inclina su cabeza hacia un lado contemplándome y sonríe, luego acerca otra vez sus labios hacia mí pero esta vez deposita un beso en mi frente y vuelve a rodearme con sus brazos, en mi interior mi corazón está por salirse del pecho, mi cabeza es un caos tratando de digerir la información y asimilar su afirmación, permanecemos tumbados un rato en silencio luego Andrew.

—Nena necesito que te levantes, no siento una de mis piernas.

Sobresaltada me pongo en pie y en el proceso le doy un fuerte golpe en el costado con una de mis rodillas, lo escucho gemir de dolor y sostener el costado, vuelvo a su lado y le pregunto con preocupación.

—¿Estás bien, te golpee muy fuerte?

Cuando este voltea a verme con una mueca de dolor en el rostro no puedo evitar empezar a reírme y caigo de culo sobre las colchonetas riendo a carcajadas, su expresión es de aturdimiento y sorpresa, no sé exactamente porque estoy riéndome pero no puedo parar, el al cabo de unos segundos comienza a reír también a carcajadas y frotándose el costado donde lo golpee, sin poder evitarlo suelto entre risas.

—Si estuviésemos en un combate creo que acabaría de darte un golpe.

Ambos continuamos riendo y al cabo de un rato me quedo tendida boca arriba en la colchoneta con mis manos sobre mi vientre, Andrew ya se ha puesto en pie y está junto a mi tendiéndome su mano, la cual tomo, el tira de mi me pone

—Venga golpearlo cuantas veces quieras, piensa en todo aquel o en todo aquello que te moleste y déjalo salir y enfócalo en este saco —le sonrió.

—Pero acabo de drenar toda mi furia contigo —me sonríe.

—Hombre, me lo pones fácil Asier piensa en Sophi y Matt.

Entorno mis ojos hacia él y este se encoje de hombros y la molestia que siento desde la noche anterior cobra fuerzas en mi interior por lo que suelto el primer golpe y Andrew se ríe, se coloca detrás del saco y lo sostiene para mí, animándome con la mirada.

Continúo soltando golpes uno tras otro, y cada instante pego con más fuerza y más fuerza, al cabo de un minuto estoy pateándole el trasero al saco con fuerza, Andrew me ve con el entrecejo fruncido cuando me detengo y me cuestiona.

—¿Listo, estas mejor?

Por extraño que parezca la molestia ya no está allí, me siento un poco mejor y con más ánimos de enfrentarme al tema, por lo que asiento y Andrew suelta el saco y se acerca a mí y sonríe, mete un mechón de pelo tras de mi oreja.

—Creo que es suficiente por hoy, vayamos a almorzar y luego te llevo a tu casa.

Capítulo 27 Golpes bajos (V) 1

Capítulo 27 Golpes bajos (V) 2

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