Seduciendo al suegro de mi ex romance Capítulo 181

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POV de Judy

—Específicamente dijo que no quiere que Judy Montague regrese a su oficina. ¿Alguna otra pregunta? —dijo la recepcionista en un tono sarcástico.

Mi sangre se enfrió por sus palabras, y la miré sobresaltada. ¿Realmente Gavin le había dicho a la recepcionista que no me dejara regresar a su oficina? Mi corazón dolió ante el solo pensamiento, e instintivamente di un paso atrás, sintiéndome abatida. Su mirada presumida lo decía todo. Estaba diciendo la verdad; Gavin realmente le dijo que me dijera esto.

—No puedes estar tan sorprendida —dijo, poniendo los ojos en blanco azul hielo—. Fuiste escoltada fuera de esta oficina la última vez que estuviste aquí. Obviamente, no querría que regresaras aquí.

Me mordí el labio y asentí; escuché sus palabras, pero estaba teniendo problemas procesando lo que estaba diciendo. Aspiré bruscamente, sin saber qué más decir. Este plan fue un fracaso y ahora estaba aún más avergonzada de lo que estaba cuando Gavin me rechazó y luego me echó. Comencé a darme la vuelta para irme porque era inútil quedarme aquí más tiempo, pero luego escuché mi nombre desde una corta distancia y todo mi cuerpo se congeló.

—¿Judy?

¿Podía esto empeorar? No solo me estaban echando del edificio de oficinas, sino que ahora Gavin estaba aquí para presenciarlo y probablemente echarme él mismo frente a esta recepcionista. Suspiré, sabiendo que no podía evitar esto más. Lentamente me volteé hacia él y forcé una sonrisa en su dirección.

—Hola, Alfa —murmuré—. Venía a verte, pero parece que no me permiten estar aquí. Así que me...

—¿Quién dijo que no te permitían estar aquí? —preguntó.

Le lancé una mirada feroz y luego miré a la recepcionista quien estaba roja de la cara y mirándolo hacia arriba.

—Me dijiste que le dijera que no le permitían regresar aquí si alguna vez regresaba —le recordó la recepcionista.

La miró hacia abajo, sus labios convertidos en un ceño fruncido profundo mientras la miraba.

—Eso fue entonces —dijo apretando los dientes—. Las cosas han cambiado desde entonces y estoy bastante seguro de que ya arranqué ese recordatorio de tu escritorio.

Miró hacia abajo a su libreta y sus ojos se abrieron enormemente cuando no vio la nota que se dejó para mantenerse fuera del edificio de oficinas.

—La próxima vez que no me llames primero, estás despedida —gruñó, haciéndola temblar en su asiento.