— ¿Por qué no fuiste a su habitación Suss, si te dió la tarjeta? — preguntaba Lindsey que se había metido a mi cama.
Ya era tarde y las otras dormían pero yo aún pensaba en el tremendo orgasmo que pude ver en vivo y en directo y en lo extraño de la sensación de ver algo así, de manera presencial.
Una película porno pone cosas así y mucho más, pero no es igual. La peli es eso, una peli. Pero estar en directo, delante de dos personas haciendo cosas sexuales es más bien morbo que otra cosa y no acababa de entender como podía haber disfrutado tanto de aquello, completamente nuevo para mí.
Sí estaba en una isla para follar, y sí estaba allí para dejarme llevar y ese mismo hombre me había provocado un orgasmo increíble; pero había una diferencia y era, justo que no es lo mismo sentir en privado que dejarme llevar en público y solo viendo, sin que nadie me tocara... Es que no acababa de créemelo.
— Estoy aquí Lindsey por mi despedida y eso es todo — me acomodé las almohadas y ella tomó una para acostarse en dirección contraria a mí — hay programas de sexo en la isla pero si voy a pasar la noche con este tío, así porque sí, estoy traicionando a Calum. No he venido aquí a encoñarme con un tío, quizás no lo entiendas pero hay una diferencia entre seguir el programa y desear al hombre como tal.
— Entiendo — dijo ella que no acababa de acomodarse en la cama — pero si has venido aquí, es un poco a probar con otra persona.
— Nena yo no estoy probando nada — me senté para hablarle más cerca a ver si me llegaba a entender — solamente estoy disfrutando un servicio que ofrece el sitio en el que mi propio novio estuvo de acuerdo cómo despedida de nuestra vida de solteros. Pero ni todos los orgasmos de Sexland juntos pueden compararse a lo que siento cuando me toma Callum — necesitaba que quedara claro pues igual los demás pensaban que éramos unos salidos que no se amaban y no era así.
— ! Ahhhh! — gritó ella incorporándose y revisando su almohada — tía te juro que la almohada me ha hablado.
— Ya esto sí es lo que te faltaba — le dije riéndome y acostándome nuevamente, aguantando mi barriga de la risa — que oigas voces en tu cabeza.¿Cómo te va a hablar la almohada?
— Te lo juro que me ha dicho algo. Ha gemido en mi oído — ella estaba seria y yo cada vez me reía más fuerte.
— Sí claro, a ver si te va a masturbar la almohada — ironicé — venga Lindsey deja la bobería y vete a tu cama que quiero dormir.
— Te lo juro Suss, espero que las mías también lo hagan porque hoy no duermo hasta que no me gima mi almohada — se levantó molesta pero intrigada mirando mi cara de incredulidad y salió de allí, tirando la puerta.
Me giré a reírme y no pude dejar de toquetear la almohada para ver qué sucedía y efectivamente... En algún giró la sentí gemir y la solté asustada.
— ¡Vamos no me jodas! — comenté en voz alta para mí misma y la tomé nuevamente para revisarla mejor.
Y así era. Había una manera específica de colocarla que hacía que gemiera como simulando el climax. Era increíble y verdaderamente gracioso.
Mi noche acabó más que risueña por el artefacto curioso en el que reposaba mi cabeza y que solo esperaba que en plena madrugada no se pusiera a gemir y me despertara asustada y morbosa.
¡Menuda isla habíamos escogido!
Desperté en la mañana analizando nuevamente la diferencia entre lo que es el sexo con mi novio y lo que sería follar aquí con un monitor que sabe mucho de posturas y sensaciones pero que no trasmite pasión y amor... Es contradictorio pero real.
Mi chico solo con una mirada me ama, ni siquiera necesita tocarme y aquí, era puro deseo carnal. Algo morboso y sexual por el simple hecho de explotar y de explotar también la oportunidad de conocer más técnicas sexuales que aplicaría al amor que le tengo a Callum y lo que hacemos juntos en nuestra cama.
Desayunando estábamos todas cuando mi herman recibe una llamada en el móvil y se levanta rauda a contestar.
— Se está follando a Darius — comenta Lindsey tan directa como suele ser ella.
— ¿Por qué dices eso ? — acota Rommy mojando su tostada en jalea de frutas del bosque — a lo mejor es un tío más o un amigo, no tiene porqué ser Darius. Si no se soportan.
Yo solo prestaba atención al flujo de información que recibía pies jamás había pensado que mi hermanita de solo veinte años pudiera tener lo que sea que pudiera ser, con el cabronazo súper mega experto en follando por una noche de mi cuñado.
— Es muy mayor para ella Linds — dije bebiendo mi café con calma.
— Oye a la otra — protestó resoplando y yo miré como mi hermana parecía discutir con alguien en el móvil — que te digo yo que esos tienen algo. Ya lo verás. Ambas lo verán — concluyó señalandonos con el tenedor con el que pinchaba la piña.
Al final mi hermana dijo que hablaba con una amiga de la universidad y que no tenía idea de porque podían pensar que ella tuviera algo con Darius cuando él no tenía nada, nunca, con nadie.
Aquella primera tarde en Sexland, me tocaba experimentar en el jacuzzi del placer.
Todo allí era alternativo pero se suponía que si había venido hasta aquí, era justamente para probar las cosas. ¿Que sentido podía tener el no hacer nada?
Habíamos quedado en no llamarnos durante esta semana Callum y yo.
La idea era sobre todo, saber que sentíamos siendo solteros nuevamente y si de verdad nos hacíamos tanta falta independientemente del sexo, que era genial pero queríamos probar como sería hacerlo con otros. Aquello era como una última prueba antes de dar el gran paso.
Lindsey por su puesto había ido a usar su jacuzzi del placer pero Rommy había preferido leer en la playa nudista y mi hermana milagrosamente, había decidido quedarse a descansar. Estaba un poco rara desde aquella llamada.
Total, que estaba ahora entrando justamente al spa, en busca de mi jacuzzi.
Me dieron toallas, condones y chancletas en la recepción y me invitaron a dejar mi ropa en las taquillas pues el servicio se ofrecía completamente desnudos... Como todo aquí.
Abrí la puerta de cristal con cuidado e inmediatamente qyew giré a cerrarla, pude ver como el vidrio se polarizaba por control remoto pude comprobar.
— Hola guapa — la voz del sexy monitor ya me calentaba el cuerpo.
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