Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 46

—Lo siento, yo… —dijo Pilar con voz apagada

Evana negó, mirándola con profundo resentimiento

—Pilar, ya demostraste lo que buscas, no podré confiar en ti, otra vez, no vuelvas a acercarte a mi marido, te guste o no, él me ama a mí, ante eso no puedes hacer nada, ¿Lo amas?

La mujer la miró al borde del llanto

—Lo amo con toda mi alma —dijo con seguridad, Evana sintió un escalofrío, sus palabras dolieron, ella quería ser la única mujer que amara a Marcus, sentía miedo de perderlo, de perder su felicidad otra vez.

—Entonces, aléjate de él, porque él no te ama.

—Eso debe decidirlo él.

—¡Ya te lo dijo! Y yo te lo confirmo, él es mío y yo soy suya, tú no eres nadie en su vida, así que, aléjate, o te alejaré yo misma.

Evana dio la vuelta dispuesta a irse

—¿Tanto me teme?

Evana escuchó su voz, y se detuvo, se giró y la miró de arriba abajo

—¿Acaso te escuchas, Pilar?

—Usted me trajo aquí, vistiendo ese abrigo para burlarse de mí, y lo hizo pasar como su glorificación, luego vino hasta aquí dispuesta a humillarme, pero debajo de su soberbia hay mucho miedo ¿Acaso duda del amor de su marido? ¿O será que duda del amor que otros tienen por usted? Era la esposa del sobrino y subió a los brazos del tío, ¿No es acaso mucho descaro de su parte?

Evana se acercó a la mujer, Pilar rio burlona, mostrando su verdadera cara bajo el alcohol.

Evana sonrió

—Pilar, ya lo dijiste tú misma, soy una esposa, tú ni amante puedes aspirar, porque mi esposo te ha rechazado, ni para eso sirves, ahora lárgate de la casa, o te echaré como a una perra.

Evana caminó lejos de ella, mientras Pilar sentía que el aire se acababa, vomitó en el suelo, echándose a llorar como una niña indefensa.

Marcus limpió sus labios, estaba enfadado con Pilar, sobre todo porque había creído en sus buenas intenciones, juzgo los celos de Evana como algo infantil y que le hacía sentir importante, ahora no sabía cómo se lo diría, supo que estar cerca de Pilar sería un error, y debía alejarla de él.

—Tío, ¿Por qué no estás celebrando? Ah, claro, siempre has sido un amargado, lo olvidé.

—Ahora no estoy para tus estupideces.

—¡Ay! Qué amargura, ¿Ya no te está sentando tan bien el matrimonio con mi exmujer? ¿Qué sucede? ¿Fue la primera pelea de casados? Acostúmbrate, te deseo muchas peleas más —dijo Álvaro riendo

—Mejor calla tus buenos deseos, que, si te digo la verdad, morirías de celos.

—Estoy seguro de que, después de todo, a veces, Evana piensa en mí.

Marcus le miró con rabia, sus manos estaban en un puño de furia.

—¡Nunca! Mi mujer no piensa en ti, lo juro, solo dice mi nombre cada noche.

—Pues, deseo que sean felices, espero que te dure mucho tu sueño de amor, sé que siempre deseaste todo lo mío, ahora tienes a Evana, supongo que estás viviendo tu fantasía cumplida. Pero, uno nunca sabe lo que el destino te traerá.

—Pobre niño tonto, ¿Crees que he querido lo tuyo? ¡Ay, Alvarito, baja de tu nube, no eres importante! A mí solo me espera felicidad, yo lo merezco, en cambio, otros que han sido traidores, pues, deberían tener miedo.

—No me preocupa, yo ya pedí perdón, sé que Evana me perdonará, ese día que la vi en el cementerio, frente a la tumba de nuestro bebé, pudimos hablar, sé que ella me va a perdonar, tal vez no ahora, pero lo hará.

Marcus le miró confuso

—¿De qué hablas?

Álvaro sonrió perverso, había encontrado un punto débil, lo sabía.

—¿No te lo dijo?

—Mientes.

—Piensa lo que quieras, pero tu mujer y yo nos vimos, hace tiempo, nos vimos a solas, y pudimos hablar de nosotros, de lo que nos pasó, pero después de todo, ¿Ya lo ves? Parece que ella no confía en ti.

Marcus tenía ojos severos y crueles, Álvaro rio un poco, mientras lo veía irse.

Capítulo Cuarenta y seis: Perdiendo lo que amas. 1

Capítulo Cuarenta y seis: Perdiendo lo que amas. 2

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