Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 58

Al día siguiente.

Cuando Sabrina abrió los ojos, vio a Jonathan a su lado, en la misma cama.

«Debió quedarse aquí a velar mi sueño, por no debo confundir esto como si él sintiera algo más por mí, todo lo hace por su bebé, sí, es solo por su hijo, él ama a su hijo, pero no a mí», pensó y acarició delicadamente su rostro, pero al pensar que pudiera despertar decidió alejarse, cuánto antes.

Ella se levantó, fue a darse un baño y se cambió de ropa, él abrió los ojos, no la encontró ahí, se levantó apurado, tuvo un temor que quería callar, que huyera de su lado, sin embargo, la encontró saliendo del cuarto de baño, ya vestida.

—¿A dónde vas? —exclamó y tocó su rostro, quería saber si tenía fiebre, ella estaba fresca, pero dio un paso atrás, rechazando su cercanía.

Eso dolió en el corazón del hombre, ninguna mujer antes lo rechazo, no de una forma tan clara, eso no le gustó.

—Estoy bien, quiero visitar a mi padre, a mi hermano.

—Te llevaré.

Ella no se negó, no tenía su auto, así que lo aceptó.

Pronto salieron de casa para ir hasta la mansión Ford.

Mansión Ford

Evana despidió a Marcus afuera de la mansión, él besó sus labios, ella sonrió, prometió que volvería del trabajo tan rápido como pudiera.

Apenas arrancó el auto, Fátima se acercó a ella.

—Supongo que ya estás feliz.

Evana la miró con duda.

—¿De qué habla?

—De mi querido Álvaro, conseguiste que lo echaran de casa.

Evana se cruzó de hombros ante la mujer, alzó la barbilla y la miró fijamente.

—Él intentó matarnos, ¿Acaso quería que tuviéramos compasión de él?

—¡Eso es una mentira, mi nieto es bueno! Su único error fue amarte.

Evana rodó sus ojos.

—¡Ay, por favor! Engáñese con otros cuentos, su nieto no sabe lo que es el amor, él no ama a nadie, ni siquiera a usted, ni siquiera se ama a él mismo, creo que tiene un problema, él no sabe amar, y le diré algo más, su nieto es un psicópata, al que no permitiremos que nos lastime.

—¡¿Cómo te atreves?!

—Me atrevo porque es la verdad, quiere vendar sus ojos y callar bocas, cuando la verdad está frente a usted, Álvaro es alguien malo y cruel, y si quiere fingir que no tiene memoria, hágalo, pero los demás lo sabemos todo —sentenció Evana

Sabrina iba llegando al lado de Jonathan.

—¿Tú que haces aquí?

Sabrina se volvió pequeña ante la voz cruel de Fátima

—No te quiero ver aquí, suficiente deshonra has causado a la familia…

—¡Ya basta! Le he tolerado suficientes insultos a mi esposa, pero ya no más, señora Fátima.

—¡¿Cómo te atreves a irrespetarme?!

—Si usted respeta a mi esposa, tal vez tenga mi respeto.

—¿Sabes que podría dejarte sin puesto laboral, y quitar la ayuda a la fundación?

Capítulo Cincuenta y ocho: Pequeña decepción 1

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