Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 98

Evana y Marcus fueron para reconocer el cuerpo, Marcus no quiso que Evana viera eso, fue él quien entró, a pesar de hacerse el fuerte, la última vez que identificó un cuerpo, fue cuando su padre murió.

Cuando levantaron la sábana era ella, cerró los ojos, luego de verla, y asintió, volvieron a cubrirla.

—Me haré cargo de todos los gastos, así como funerarios.

El hombre le indicó de a donde debía ir para pagar por todo.

Evana estaba en los cuneros, observaba a la bebé ahí, era tan pequeña y hermosa, sonrió al verla, lamentaba que Nicol no hubiese llegado a conocer a su bebé.

«Yo sé lo que se siente perder a una mamá cuando eres tan pequeña, sé el dolor que deja, y la soledad que se carga, pobre, nadie merece estar solo en el mundo», pensó

Ella sintió una mano en su hombro, al ver, era Marcus.

—Es tan pequeñita.

Marcus sonrió al verla a través del cristal.

—¿Qué pasará con ella?

—No lo sé, pero, tiene a su padre y a Stella.

—Ellos no son confiables, Marcus.

—Lo sé, pero, si intentamos quedarnos con ella, Stella y Álvaro buscarán como arrancarla de nuestro lado, solo por el hecho de fastidiarnos.

Evana bajó la mirada, observó a la niña, sintió tristeza por ella.

Ella vio a Marcus tomando el teléfono.

—¿Qué harás?

—Debo avisarles.

Evana no quería, pero no pudo impedirlo.

Marcus se alejó un momento y llamó, la llamada fue respondida al instante.

—Hola, querido tío, ¿dime? ¿acaso pretendes batirnos en duelo por tu honra afectada? —dijo mientras reía.

—Nicol murió.

—¡¿Qué?! ¿Es una m*****a broma? —exclamó

—Para nada, ella murió, y tu hija está en la incubadora, debes venir por ella, y cuidarla, es tu obligación.

—¿Acaso esa niña no murió?

Marcus sonrió

—Eres cruel, no, tu hija no murió, así que ven por ella, al hospital del centro.

Marcus colgó la llamada. Volvió con Evana.

—Debemos irnos.

—Pero… Marcus, debemos esperar para vr si de verdad viene, si no la pequeña se quedará sola.

Marcus se asomó por el vidrio, y la vio ahí, indefensa, frágil, no fue capaz de irse, aceptó.

Álvaro volvió a casa, al llegar, su madre estaba desesperada.

—¡Álvaro! ¿Dónde estabas? —exclamó

—Nicol murió, mamá.

Los ojos de Stella se volvieron enormes.

—¿Qué dices? ¡Imposible!

—Sí, está muerta, es triste —dijo

Los ojos de la mujer se volvieron llorosos.

—¡¿Y la bebé?!

—Esa estúpida de Nicol, no pudo hacer nada bien, ni en el último momento, la niña nació, ¿te das cuenta? Ahora me dejó solo con una niña a la que cuidar, madre, dejémosla en un orfanato, no puedo arruinar mi vida por ella.

Stella abofeteó el rostro de Álvaro que la miró incrédulo.

Capítulo Noventa y ocho: Álvaro siempre fue malo 1

Capítulo Noventa y ocho: Álvaro siempre fue malo 2

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