-Oh, ¿te refieres a eso? -Jaime se dio unas palmadas en el pecho y dijo: -No te preocupes, jefa. No he dejado que alguien sepa sobre ti, así que puedes respirar con tranquilidad; por favor, continua con tu disfraz en paz.
-De acuerdo -dijo Elizabeth para luego darle un último recordatorio: —Hay que mantenernos en contacto por teléfono ahora en adelante, los Galicia sospecharán de algo si llegan a verte.
-Entendido -dicho esas palabras, Jaime se retiró con rapidez.
Jaime todavía no se había ido por completo cuando Elizabeth vio que Daniel venía en su dirección en el momento que ella se dio la vuelta, lo cual provocó que se pusiera nerviosa y por poco dejaba caer el documento en su mano. Ella se puso rígida por unos momentos y pasó a un lado de Daniel con total calma de camino al salón de clases.
«¿Pero qué...? ¿Nada más vendrá esto?» Ella no esperaba que la competencia de la Olimpiada de Matemáticas fuera de un nivel de dificultad tan bajo.
«Creo que le di demasiado crédito a esta escuela».
Elizabeth hojeó las páginas de los ejercicios y luego los metió dentro de la gaveta en su escritorio cuando acabó con ellos. No hace falta decir que ella no tenía nada de qué preocuparse de la competencia después de todo.
La escuela inició unas clases de tutoría especiales para los alumnos que participarían en las Olimpiadas de Matemáticas, eso incluía a Nicole y a Daniel. Fue así que Elizabeth pudo ver cómo Nicole tomaba esa oportunidad para poder hablarle a Daniel todos los días, con la excusa que tenía que preguntar por su ayuda con sus estudios; no obstante, él rechazó cada una de sus peticiones sin mostrar un poco de piedad.
La semana de tutorías acabó en poco tiempo y la Olimpiada de Matemáticas se dio por comenzada.
Cada alumno de la escuela estaba seguro de que Nicole se llevaría el premio.
-Ella tomó el primer puesto el año pasado, creo que ella ganará este año también. Qué aburrido.
-Exacto, sería grandioso si alguien pudiera derrotarla por esta ocasión, pero dudo que alguien lo logre.
¡Elizabeth no tenía idea de que los demás estarían tan envidiosos del ganador!
Elizabeth estaba a punto de recitar el guión que preparó el día anterior cuando vio a una figura familiar debajo del escenario; esa persona provocó que sus labios temblaran.
«¿Qué hace Alexánder aquí?»
Lo único que se le había mencionado era que Josué quería estar presente, pero nadie le comentó que Alexánder también lo acompañaría.
Elizabeth perdió conciencia de su entorno por un momento y, para el momento que sus ojos volvieron a enfocarse como debían, Alexánder ya no se encontraba sentado en su lugar. Elizabeth parpadeó unas cuantas veces; ella creyó que tal vez haya alucinado su presencia por pasar dos días seguidos realizando ejercicios matemáticos, por lo que dejó de darle vuelta al asunto en su cabeza.
Ella recobró su compostura tiempo después y continuó con su discurso. La manera en la que habló fue tan fluida y sin cometer un error al hablar; era de esperarse, pues ella estaba acostumbrada a recibir todo tipo de premios, al igual que haberse presentado a varias ceremonias de muchos tipos y tamaños.
En realidad, Alexánder dejó poner atención mientras observaba fijamente a la mujer elocuente que hablaba con tanta seguridad en el escenario. Una vez que ella terminó su discurso, él no desperdició un segundo más y se retiró de manera silenciosa.

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