Te Quiero Como Eres romance Capítulo 594

En el Barrio Fanslaño, Carlos estaba sentado en el sofá, abrazado a Micaela y viendo la televisión.

Acurrucada en los brazos de Carlos, Micaela se sentía muy tranquila y segura.

La atención de Carlos no estaba en la televisión en absoluto. Ya llevó medio mes sin ver a su querida y ahora lo único que quería hacer era estar a su lado, abrazándola y mimándola.

De vez en cuando, él rozaba coquetamente su mejilla con sus finos labios, oliendo la fragancia corporal y sintiéndose muy satisfecho. Poco a poco, Carlos se deslizaba sobre la espalda con las manos.

Micaela supo al instante lo que quería hacer Carlos, cogió el mando a distancia con la intención de apagar el televisor, pero equivocadamente cambió el canal.

Acto seguido, se oyó la voz del presentador del canal de entretenimiento:

—La asistente de la popular modelo Micaela Noboa, Alba Gilabert y su novio, Ernesto Mancebo mostraron afecto en público en el campus de la Universidad de Teladia y provocó mucha sensación entre los alumnos. Ahora vamos a ver el vídeo captado por los estudiantes presentes primero.

Carlos, al oír el nombre de Micaela, inmediatamente alzó la vista y miró hacia el televisor. En el vídeo, se demostraba lo que había sucedido hoy entre Alba y Ernesto en el portal de la Universidad de Teladia.

Tras mirar completamente el vídeo, Micaela se quedó muy asombrada por lo audaz que era Alba. Sin embargo, al ver la imagen de que Ernesto y Miguel se peleaban, Micaela se puso un poco preocupada, porque ella podía notar que a Miguel también le gustaba Alba

Carlos arqueó las cejas y dibujó una sonrisa ligera en los labios, viendo lo que la pantalla del televisor.

«Ernesto, ¡bien hecho!»

Luego, le quitó el mando a distancia de la mano a la mujer, apagó el televisor y la abrazó por la cintura.

—Bueno, ahora puedes estar tranquila, ¿verdad? No importa que Alba haya olvidado a Ernesto, porque seguramente ella se volverá a enamorar de él.

Micaela, convencida de ello, le rodeó el cuello con los brazos y le dijo con cierta preocupación:

—¿La publicación del vídeo será negativo para Alba?

«Claro que será negativo. Además, tendrá un mayor impacto en ti. Sin duda alguna, las otras modelos que te tienen envidia aprovechar esta ocasión para perjudicar tu reputación.»

Sin embargo, Carlos no lanzó tales palabras, porque no quería preocupar a la mujer y él mismo lo solucionaría todo bien para ella.

Llevó a la mujer arriba, mirándola con sus ojos profundos, y dijo con voz un poco más grave y atractiva:

—No te preocupes tanto. No pasará nada ni a ti ni a Alba. Ahora deberíamos acostarnos...

Micaela se sonrojó y enterró la cara en sus abrazos.

Diez minutos después de que se publicara el vídeo, un numeroso grupo de internautas dejaron comentarios negativos bajo la publicación e hicieron la noticia ir viral en las redes.

—¡Una asistente tan indecente no merece estar con nuestra Mica!

—La escuela es un lugar para enseñar y educar a la gente, ¡lo que ha hecho la asistente de Micaela es realmente degradante!

Eric leyó uno tras otro los comentarios e inmediatamente se dio cuenta de que todos estos comentarios negativos en realidad iban dirigidas a Micaela, pero aquellos no se atrevieron a acusar a Micaela y a Carlos directamente, así que todos criticaron a Alba.

Inmediatamente, mandó al Departamento de Relaciones Públicas quitar la noticia de las tendencias actuales, pero de poco sirvió. Eric se puso bastante ansioso. Justo cuando estaba vacilando en ponerse en contacto con Carlos, recibió la llamada de Diego.

Eric miró el nombre de Diego en la pantalla de su celular y dio un suspiro de alivio. Sabía que Carlos no estaría con los brazos cruzados cuando fuera algo relacionado con su querida Micaela.

Alba, que no sabía nada de que el vídeo se había hecho viral en las redes porque su celular estaba roto, pidió incansablemente a Ernesto para que le contara cómo se había hecho novios.

A su vez, Ernesto estuvo más que encantado de hacerlo. Abrió el álbum de fotos y le explicó cada una de ellas detalladamente mientras Alba escuchaba con mucho interés y atención y se reía a carcajadas cuando se trataba de algo alegre o gracioso.

Cuando el reloj marcó las diez, Alba sintió algo de sueño. Ernesto, muy naturalmente, la tomó de la mano con la intención de llevarla de vuelta a su habitación. No obstante, al llegar a la puerta, Alba apoyó bruscamente contra la pared con una mano y se negó entrar con él.

—Oye, aunque somos novios, ahora no me acuerdo de ti y no te conozco bien, así que debemos dormir en habitaciones separadas.

Sin hacerle caso, Ernesto la empujó adentro y dijo:

—Buena chica. Me conocerás mejor después de acostarte una buena noche conmigo. ¡Venga, entremos!

Alba rechazó muy rotundamente:

—¡No lo haré!

Ernesto la miró con una expresión juguetona y dijo:

—¿Estás segura? No olvides que no podrás conciliar el sueño si no te abrazo.

Alba le apartó la mano y se arremangó, haciendo rechinar los dientes.

—Ernesto, ¿quieres recibir una paliza antes de dormir?

«¡Cabrón! ¡¿Soy tan descarada como él lo describes?! ¿No puedo dormirme sin sus abrazos? ¡Pura tontería!»

Ernesto se apresuró a comprometerse:

—Lo siento, cariño. Soy el que no podrá dormir sin abrazarte. Por favor, no me pegues.

—¡No creas que no sé lo que pretendes! Ve a arreglarme una habitación individual.

Al ver que estaba avergonzada y un poco tímida, Ernesto quiso bromear con ella y dijo a propósito:

—No, cariño, por favor. A ver, ¿qué te parece si estás encima de mí hoy?

Alba no pudo más con él y le dio unas patadas.

Como resultado, Alba volvió a dormir en su anterior habitación.

Una hora después, Alba miró fijamente el techo negro, muy desesperada, porque ella no pudo conciliar el sueño de ninguna manera.

«¡Joder! No puedo dormirme. ¿Me dependo tanto de ese tipo?»

Se oyó un sonido repentino en la puerta y Alba se puso nerviosa, sabiendo que era Ernesto.

Sin encender la luz, Ernesto entró, cerró la puerta con cuidado, se acercó y se metió suavemente en la cama.

El corazón a Alba le aceleró mucho cuando notó la presencia del hombre en la cama. Ella quería detenerlo, pero no fue capaz de emitir ningún sonido y solo pudo hacerse la dormida.

El hombre la estrechó cuidadosamente entre sus brazos, luego besó su frente con sus finos labios y le susurró:

—Cariño, te quiero. Que tengas un buen sueño.

Capítulo 594: Ernesto, ¡bien hecho! 1

Capítulo 594: Ernesto, ¡bien hecho! 2

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