Te Quiero Como Eres romance Capítulo 598

El sonido del vaso al romperse fue tan claro que Micaela, Alba y la madre de Olivia se quedaron congeladas por un momento. Tras de volverse en sí, la madre la consoló a su hija:

—Niña, no pasa nada. Déjame limpiar los pedazos rotos.

Con eso, se dio la vuelta para la escoba.

Olivia se agachó inconscientemente para alcanzar el vaso roto.

Micaela la detuvo y le dijo:

—Olivia, no toques...

Pero ya era demasiado tarde.

—¡Ah! —Olivia exclamó y retiró rápidamente su mano.

Al instante, se vio que la sangre brotaba de la yema de su dedo.

Micaela levantó a Olivia y se la llevó a un lugar limpio sin pedazos rotos de cristal. Y Alba le limpió la sangre de la yema con un pañuelo, examinó de cerca la herida y dijo aliviada:

—Por suerte el corte no es muy profundo.

Micaela sacó unas toallas de papel para limpiar la leche derramada en el vestido de novia de Olivia.

La madre de Olivia se acercó con la fregona y limpió las baldosas manchadas de leche y sangre. Después, refunfuñó:

—Vas a ser esposa de Leonardo pronto, pero sigues siendo tan inmadura e inquieta, como una niña.

Olivia miró la leche derramada y los cristales rotos en el suelo y sintió algo de preocupación.

El vaso se rompió, y su dedo sangró, lo que no era una buena señal.

Micaela notó la preocupación en la cara de Olivia y se apresuró a decir:

—Olivia, no te lo pienses demasiado. Solo es un puro accidente.

Alba añadió a un lado para tranquilizarla:

—Todos somos personas educadas, dotadas de conocimientos científicos. Olivia, no seas supersticiosa.

La madre de la novia se quedó pasmada y mostró algo de inquietud en el rostro.

«En día tan feliz, ¿está bien que haya ocurrido algo así?»

Tras dudar un rato, se adelantó para calmar a su hija, así como a sí misma:

—Alba y Micaela tienen razón. Solo es un vaso roto. No importa, y voy a traerte otro vaso de leche.

Olivia reprimió el malestar en el interior y asintió con la cabeza.

Al cabo de media hora, llegó la flota de automóviles de Leonardo. Unas docenas de limusinas se aparcaban en pompa afuera de la casa de Olivia, lo cual que era algo sin precedentes en el pequeño pueblo natal de Olivia.

Olivia se sintió ligeramente aliviada al escuchar la música alegre y el sonido de los petardos en el exterior.

Alba y Micaela se contagiaron del ambiente festivo y se pusieron muy emocionadas.

Alba, quien siempre era muy divertida, había planeado un espectáculo especial. Inmediatamente, fue a traer al primito de Olivia, que llevaba un vestido de novia, le puso un pañuelo de cabeza que podía cubrirle la cara y lo dejó sentarse en la cama de Olivia.

¡Caramba! Resultó que Alba quería que el primo de Olivia se disfrazara de la novia con el fin de gastarle bromas endiabladas a Leonardo.

Al ver esto, Olivia y Micaela sintieron que tal «espectáculo» era un poco ridículo, pero al mismo tiempo querían expectantemente ver cómo el novio reaccionaría al descubrir que su «novia» era un chaval.

—Bueno, Olivia, tú y Mica vayan a esperar en la habitación de al lado y yo estoy aquí para tomar el control de la situación para ti.

Micaela se fue sonriendo a la habitación contigua con Olivia.

En unos momentos, el novio y los dos padrinos, junto con muchos parientes, subieron al piso.

Leonardo intentó empujar la puerta para entrar, la encontró cerrada e inmediatamente sacó un paquete de regalos que había preparado para «sobornar» a las damas de honor. Inesperadamente, Alba respondió en el interior de la puerta:

—No hacen falta los regalos. Señor novio, por favor, contesta a mis preguntas cuidadosamente preparadas. ¡Quiero ver hasta donde conoces a Olivia y decidiré si abro la puerta dependiendo de tus respuestas!

Ernesto no pudo evitar dibujar una sonrisa en los labios al ver que su propia novia era tan traviesa.

Alba le lanzó unas cuantas preguntas seguidas a Leonardo, desde la altura, las medidas, las aficiones de Olivia hasta sus notas para los exámenes de acceso a la universidad, lo que puso a Leonardo en una situación bastante difícil.

Los presentes estallaron en carcajadas varias veces.

Ernesto se rio por lo bajo al ver que Leonardo buscaba respuestas, rascándose la cabeza con una expresión avergonzada.

«¡Ja, ja, ja, ja, mi novia es tan simpática y lista!»

Finalmente, tras más o menos diez preguntas, la puerta se abrió.

Carlos examinó la sala nada más entrar, pero no vio a su Mica. Y al ver a la «novia» sentada en la cama en una habitación, frunció ligeramente el ceño y se dirigió afuera.

En la habitación de al lado, Olivia estaba sentada con las piernas cruzadas en la cama, junta con Micaela, escuchando curiosamente lo que estaba pasando fuera de la puerta.

—Micaela, sal a echar un vistazo. Deberá ser bastante divertido.

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Te Quiero Como Eres