Te Quiero Como Eres romance Capítulo 599

Carlos la tomó de la mano a Micaela y Ernesto tomó la de Alba, bajando juntos las escaleras.

Alba se fijó bien en la cara de Ernesto. Parecía que él la había maquillado especialmente para que la marca de la bofetada fuera menos visible. Alba se sintió ligeramente aliviada al ver esto.

Entre las felicitaciones de familiares y amigos, los coches emprendieron el viaje de vuelta a Teladia una tras otra.

Carlos condujo su propio coche y siguió a la flota de automóviles, con Micaela sentada a su lado.

Micaela miró el atractivo rostro de Carlos y se sonrojó ligeramente.

Carlos le echó una ojeada, dibujó una sonrisa ligera en los labios y preguntó:

—¿Quieres piropearme otra vez?

Micaela no pudo evitar sonreír, miró hacia otro lado y dijo:

—Sí, Carlos, eres muy guapo.

Carlos arqueó las cejas y pronunció:

—Lo que dices es un puro hecho, no un cumplido.

Tras un momento, Carlos añadió:

—Pero a mí me gusta que digas que soy guapo. No, para ser exacto, me gusta cualquier palabra que digas.

Al oírlo, Micaela se puso alegre, miró el coche nupcial que tenía delante y le cogió la mano.

—Carlos, Olivia será muy feliz, ¿verdad?

Este afirmó en voz baja:

—Claro, pero mi Mica serás más feliz.

Micaela esbozó una sonrisa, se le acercó al hombre y le besó suavemente en la mejilla.

—Mi felicidad me la das tú, Carlos.

Carlos sonrió suavemente y dijo con voz baja y atractiva:

—Mica, te «castigaré» poco a poco esta noche.

Micaela se sonrojó ligeramente y no replicó al respecto.

El viaje de vuelta a Teladia duró casi dos horas, y era casi mediodía cuando llegaron al lugar de la boda. Olivia, Micaela y Alba entraron primero en la sala de descanso de la novia, esperando a que el maestro de ceremonias llamara a la novia afuera.

Micaela notó que la cara de Olivia no se veía muy bien y preguntó, preocupada:

—Olivia, ¿no te sientes bien? ¿Por qué llevas una cara tan mala?

Alba le entregó a Olivia una botella de agua y bromeó:

—Estás nerviosa, ¿verdad? Cuando subes al escenario, necesita cantar frente a los invitados. Ay, ahora uno no se atreve a casarse si no tiene algunos talentos.

Al oír las palabras de Alba, Micaela tranquilizó a Olivia:

—Ya has practicado la canción innumerables veces con Leonardo en casa. Olivia, ten seguridad de ti misma y puedes hacerlo muy bien.

Olivia asintió, tomó un sorbo de su agua, volvió a respirar profundamente, y les dijo:

—No sé por qué, mi corazón late rápido y siempre me siento vagamente inquieta...

Mientras ella hablaba, la madre de Leonardo, Yolanda, vestida con un vestido ajustado, entró con un cubo térmico en la mano. Llevaba un maquillaje delicado, con el cabello bien peinado y aún parecía extraordinariamente joven.

Olivia se levantó inconscientemente de la silla, y Micaela y Alba le saludaron con respeto. Yolanda les asintió sonriendo y dijo:

—Srta. Micaela, Srta. Alba, muy bienvenidas a la boda de Leonardo y Olivia.

Las tres se quedaron un poco sorprendidas por la actitud cordial y amistosa de la madre de Leonardo. Siempre habían pensado que la madre de este era una persona arrogante y agresiva, pero ahora no lo parecía.

Tras decir eso, Yolanda posó la mirada en Olivia. Esta última se quedó un poco avergonzada, sin saber cómo tratarla. Olivia creía que si la tratara de señora, sería un poco distante y formal. Pero tampoco quería llamarla por «mamá», porque esta Yolanda la había estado llevando la contraria desde que ella estuvo con Leonardo.

Sin embargo, para su sorpresa, Yolanda habló primero, con una expresión amable y gentil:

—Olivia, ¿te sientes cansada después de un viaje tan largo? He preparado una sopa que es buena para ti y el bebé. Ven a beberla primero. Si no, no tendrás tiempo de comer cuando empiece formalmente la boda.

Tras decir eso, Yolanda ya le abrió el termo, le sirvió la sopa a Olivia.

Capítulo 599: ¡La próxima vez seré el novio! 1

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