Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1131

Leia Ten cuidado, mi papá CEO Capítulo 1131 - o melhor mangá de 2020

Das histórias de Internet que li, talvez a mais impressionante seja Ten cuidado, mi papá CEO. A história é boa demais, me deixando com muitas expectativas. Atualmente, o mangá foi traduzido para Capítulo 1131. Vamos agora ler a história Ten cuidado, mi papá CEO do autor Internet aqui.

Simon se sentó a un lado y esperó para ver si había alguna mejora en la condición de Bonnie.

Bonnie se echó a llorar de nuevo. Tal vez todavía no estaba dispuesta a dormir, o tal vez se sentía incómoda porque estaba enferma.

Por más que Diana y la señora York trataran de apaciguarla, la bebé no dejaba de llorar. Simon frunció el ceño y se levantó. “¿Acaso se siente incómoda en algún lugar? ¿Deberíamos llamar al médico?”.

La señora York lo miró, tampoco sabiendo qué hacer. “Creo que deberíamos llamar al doctor para que la revise. Iré a buscarlo”, dijo. Después de una breve pausa, continuó: “Presidente Zachary, usted es su padre. Debería cargarla. Quizás logre hacer que pare de llorar”. Luego de decir esto, se dispuso a poner a la bebé en sus brazos.

Desde el momento en que Diana apareció con la niña, él nunca la había cargado.

Aunque él nunca tuvo la intención de tener un hijo con Diana, Bonnie era inocente. Además, ambos compartían la misma sangre. Ante este pensamiento, extendió la mano para tomar a la niña en sus brazos.

Simon cargó a la pequeña bebé en sus brazos. Ella era suave y pequeña, e hizo que el hombre sintiera una sensación de amor paternal surgir en su interior. Fue una sensación mágica.

Sería genial si... hubiera tenido a esta niña con Sharon. Este fue el primer pensamiento que cruzó por su mente.

La bebé, que había estado llorando sin parar, se quedó en silencio. Ella lo miró fijamente con su par de grandes ojos llorosos. Parecía que podía reconocer a su padre.

“Presidente Zachary, mírela. Bonnie sabe que usted es su padre”, dijo la señora York, emocionada.

Diana se quedó mirándolos, y encontró la escena intrigante. Entonces… ¿Será que esta pequeña niña también sabía que ella no era su madre biológica?

Simon frunció los labios sin decir nada, pero su rígida expresión facial se suavizó. Así mismo, su fría mirada comenzó a llenarse de calidez.

Justo cuando estaba comenzando a disfrutar de ese momento de paz, la niña lloró y escupió un bocado de leche. ¡La leche salpicó su costoso traje!

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