Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1156

“¿Quieres que escuche a Dayton Night? ¡Eso es imposible! ¡Ni siquiera lo pienses!”. Quincy acababa de aceptar trabajar con Sharon, pero ella rechazó su solicitud de inmediato después de escuchar lo que dijo.

¡Ella preferiría morir antes que escuchar a Dayton Night!

Ella reprimió la creciente ira en su interior y habló antes de que Sharon pudiera decir algo. “¿Sabes lo que ha hecho él? ¿Sabes cuánto lo odio?”.

“Puedes contarme”. Sharon no había averiguado todo lo que había pasado entre ellos.

Tal vez fue porque estaba recordando el pasado, pero los ojos de Quincy inmediatamente se pusieron rojos. Ella tenía ganas de llorar, pero impidió obstinadamente que las lágrimas se deslizaran por su rostro. Una mirada de odio apareció en sus ojos.

“¡Él asesinó a mis padres y se llevó todo lo que los Lane tenían! ¡Él no merece ser el Joven Amo! ¡Él se robó ese título!”.

“¡Él aún quiere hacerme daño ahora mismo! Si hubiera sabido que él era un bastardo tan desagradecido, no le habría pedido a mi padre que lo trajera del orfanato cuando yo era joven…”.

Entre más hablaba al respecto, más se enojaba Quincy. Originalmente, ella era la Joven Señorita de la Corporación Nocturno. Dayton Night era solo un niño adoptivo que su familia había adoptado. Sin embargo, su familia finalmente se hizo cargo de este niño adoptivo.

Ella había perdido a sus padres, por lo que tenía que luchar sola contra Dayton.

Había un mar de odio entre ambos. Ella lo mataría. No había forma de que ella lo escuchara.

Sharon finalmente entendió lo que estaba pasando. No era de extrañar que Dayton mantuviera confinada a Quincy mientras se preocupaba tanto por ella al mismo tiempo. Él no quería lastimarla.

“No necesito que hagas todo lo que dice. Puedes ventilar tus frustraciones de vez en cuando. Solo tienes que comportarte cuando le diga que necesito darte tratamiento”.

Aunque ella nunca había experimentado algo así, Sharon podía entender cómo se sentía Quincy. Ella no le pediría a Quincy que olvidara el odio que albergaba contra Dayton.

Una expresión decidida y obstinada apareció en el rostro joven y hermoso de Quincy. Parecía que ella estaba a punto de apostarlo todo a Sharon. “Trabajaré contigo, pero no me defraudes. Si no puedes ayudarme a matarlo, ¡te mataré yo misma!”.

Ella lo había perdido todo. Había perdido a sus padres y su hogar. Todo lo que tenía en ese momento era su vida. ¡Ella acabaría con cualquiera que se atreviera a engañarla!

Sharon quedó atónita por la determinación de la chica. Ella sostuvo la mano de Quincy después de volver en sí. “No te preocupes. Al ayudarte, me estoy ayudando a mí misma también”, dijo ella en voz baja.