Resumo de Capítulo 1191 – Ten cuidado, mi papá CEO por Internet
Em Capítulo 1191, um capítulo marcante do aclamado romance de Amor Ten cuidado, mi papá CEO, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Ten cuidado, mi papá CEO.
Eugene estalló en carcajadas de repente, y sus ojos tenían una mirada burlona. "Si es verdad que soy tan bueno, ella no habría dicho que me odia. No estaría tan apresurada a dejarme".
Sydney podía sentir el alcohol en el aliento del hombre. Parecía que sí estaba un poco borracho. De lo contrario, él no le habría dicho todas estas cosas. Durante todo el tiempo que lo conocía, él nunca le había siquiera mencionado sus sentimientos personales a sus empleados.
"¿Se refiere a la señorita Thompson?", preguntó Sydney con cautela. Sin embargo, él permaneció apoyado en el sofá en silencio, por lo que ella no estaba segura de que Eugene la hubiera escuchado.
Ella no le hizo más preguntas. Esperó un rato y lo miró luego de que pasara un rato en silencio, y entonces se dio cuenta de que sus ojos estaban cerrados. '¿Acaso se quedó dormido o solo está borracho?'.
"¿Presidente Eugene?", exclamó la mujer en voz baja. Él no reaccionó. Entonces, lo escuchó respirar profundamente. 'Parece que ambas cosas'.
Sydney se dio la vuelta y se dirigió a la sala de estar sigilosamente. Sacó una manta y cubrió al hombre con ella.
Cuando cubrió el cuerpo de Eugene con la manta, Sydney se inclinó y se acercó a él. Esta era la primera vez que ella estaba tan cerca del atractivo rostro del hombre. Tenía rasgos bien definidos, y su elegante rostro era mucho más guapo que el de cualquier actor. Cuanto más lo miraba, más se le aceleraba el corazón.
"Tenga la seguridad de que, sin importar quién lo abandone, yo no me iré de su lado", le prometió ella en voz baja al hombre dormido.
…
Mientras su hija estaba en la escuela, Fern empacó todas sus pertenencias en la casa de Eugene.
Aunque pensaba que no tenía muchas cosas en ese lugar, terminó pensando mientras empacaba que esto le tomaría mucho tiempo.
Tenía un montón de ropa sin usar en el armario, y algunas piezas incluso todavía tenían las etiquetas de precio. Todo había sido hecho especialmente para Fern luego de que Eugene le encargara a alguien para que tomara sus medidas.
Después de mudarse, le había regalado muchas cosas, todas nuevas y caras.
Y aunque antes no les había prestado atención a estos regalos, en ese momento se dio cuenta de que él le había dado muchas cosas. Era como si… él pensara que ella se quedaría en ese lugar por el resto de su vida.
"Pero…". Rue habló, pero se detuvo de nuevo.
Fern sabía que su hija no deseaba que se fuera tan pronto, por lo que le tocó la cabeza y dijo: "Debes portarte bien. Asegúrate de comer y dormir bien. Si necesitas algo, solo llámame, ¿de acuerdo?". Ella sonaba firme al decir estas cosas. Tenía que irse ese día.
"Oh, bueno, está bien". Rue siempre fue una niña obediente.
Fern contuvo el impulso de estallar en lágrimas. Tomó su equipaje, se dio la vuelta y se fue rápidamente.
No se atrevió a darse la vuelta ni a decirle más a su hija, ya que temía no tener la fuerza para irse después.
Pero cuando caminó hacia la entrada, Rue llegó corriendo por detrás. "Mami, por favor, no te vayas...".
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