Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1207

La mirada de Eugene cambió un poco. “Es un problema con mi empresa. No puedes hacer nada al respecto”.

“¿De verdad?”. ¿No tenía nada que ver con su madre?

Eugene asintió y dijo: “Date prisa. De lo contrario, llegarás tarde”.

Rue se bajó de la silla y le dijo a Quinn: “Abuelo, disfruta el resto de tu comida. Voy a prepararme para ir a la escuela”.

El Viejo Amo Newton, quien había tenido una expresión rígida en su rostro un segundo atrás, esbozó una sonrisa amable en el momento en que miró a Rue. “Está bien, está bien… Camina despacio, esperaré a que vuelvas de la escuela”.

Después de que Rue se fue, Sharon y Quinn miraron a Eugene. Ellos pensaron que él daría una aclaración, pero él se puso de pie de inmediato y le dijo al Viejo Amo: “Yo me encargaré de este problema. No necesitas preocuparte por el daño a las ganancias de la empresa”.

Quinn aún lucía extremadamente insatisfecho. “¿No me vas a explicar lo que está pasando? ¿No dijiste que ibas a obtener un certificado de matrimonio con ella y casarte? ¿Acaso ella no está dispuesta a hacerlo? ¿Fuiste abandonado?”.

El anciano miró a Eugene con una expresión de disgusto. ¡Él ni siquiera podía ocuparse de una mujer!

Eugene se sintió terrible. Si Jeremy hubiera estado frente a él en ese momento, ¡él le habría dado una fuerte paliza!

“Ustedes deberían tomarse su tiempo para comer. Llevaré a Rue a la escuela primero”. Eugene ni siquiera respondió a la pregunta del Viejo Amo. Él simplemente se dio la vuelta y se fue tan pronto como terminó de hablar.

“Tú... ¡No es de extrañar que ella te haya dejado!”, gritó Quinn con furia mientras miraba la espalda de Eugene.

Sharon se encogió de hombros y comentó: “Parece que mi hermano se quedará soltero para siempre”. Dada su actitud, ella se preguntaba cuándo él podría volver a estar con Fern una vez más. Además, el artículo de noticias también mencionaba que él había rescindido su contrato con Fern.

Parecía que las cosas entre ellos ya habían terminado.

Él suspiró para sus adentros. Aunque ellos habían terminado, su jefe aún se preocupaba por la señorita Thompson.

Eugene luego llegó a la empresa. Ya que había pasado algo, él tenía que ir a calmar a los directores.

Sydney lo estaba esperando en la entrada con algunos documentos en sus manos. Ella se acercó a él cuando lo vio bajar del coche.

De repente, un desconocido se acercó corriendo. Él le echó algo a Eugene. “¡Escoria! ¡Eres una escoria! ¡No creas que puedes acosar a las mujeres solo porque eres guapo y rico!”.

Eugene no pudo evitarlo a tiempo. Sydney se paró de inmediato frente a él después de notar lo que estaba pasando. ¡El hombre echó el líquido desconocido sobre Sydney! ¡El líquido desprendía un olor acre!

La expresión de Eugene cambió. “¡Sydney!”, gritó él en un tono serio. ¿La habían salpicado con ácido o algo así?