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Sharon solo había querido apartar a Diana del camino. Ella no esperaba que ocurriera algo así, por lo que se quedó inmóvil durante unos segundos. Sharon finalmente volvió en sí cuando Penelope gritó el nombre de Diana mientras corría hacia ella.
“¡Diana!”. Penelope estaba completamente estupefacta. Cuando ella corrió a ayudar a Diana a levantarse, ella aún estaba consciente. Sin embargo, la sangre salía de su cuerpo y de la comisura de sus labios.
“Penelope...”, articuló Diana con mucha dificultad. Su mirada estaba fija en Sharon y Bonnie, quienes estaban a una distancia de ella. Ella levantó la mano y señaló a Sharon. “Ella...”.
Penelope recorrió con la mirada a Sharon con enojo. Ella parecía entender lo que Diana quería decir. “No te preocupes, recuperaré a la bebé por ti. ¡Tampoco permitiré que la persona que te ha hecho daño tenga un buen final!”.
Ella no se había esforzado tanto en sacar a Diana de la villa solo para que muriera así. Ella quería recuperar a Bonnie para que Sharon nunca pudiera vivir felizmente en la casa de los Zachary.
“¡Robert, llévala al hospital de inmediato!”. Simon tampoco esperaba que un accidente como ese ocurriera. Afortunadamente, ellos estaban justo delante de un hospital.
Robert y otros dos hombres se apresuraron a acercarse inmediatamente.
Penelope también quería seguirlos. Sin embargo, se detuvo frente a Sharon y la miró con frialdad. “Si le pasa algo a Diana, serás una asesina. ¡Te demandaré y te haré ir a la cárcel!”, le dijo ella. Después de eso, se dirigió al hospital.
“Simon, yo...”. Sharon se dio la vuelta para mirarlo. Ella estaba a punto de decir algo cuando él le agarró la mano y le dijo con dulzura: “No es necesario que digas algo. Lo entiendo. No lo hiciste a propósito. Fue solo un accidente”.
Aunque fue un accidente, fue ella quien empujó a Diana hacia la carretera. Ella no podía irse así como así.
“Voy a entrar a ver cómo está”. Ella le pidió a la cuidadora que llevara a Bonnie a casa primero. Sharon luego le dijo a Simon: “Deberías regresar a casa con Bonnie”.
Simon fijó su mirada en ella silenciosamente antes de decir con firmeza: “Te acompañaré”.
Sharon lo pensó y asintió con la cabeza. Ella lo necesitaba a su lado en ese momento. Sharon se preguntaba si Diana perdería la vida por su culpa.
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