Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1350

Simon tomó a Howard por el cuello antes de que este último pudiera sonreír por mucho tiempo. ¡Le dio un fuerte golpe en la cara de inmediato!

"¡¿A quién contrataste para hipnotizarla?!", gritó Simon con un tono feroz. Quería matarlo de una vez.

A Howard se le llenó la boca de sabor a sangre. Escupió una bocanada de sangre. Uno de sus dientes también había sido derribado.

La fuerza del golpe de Simon era extremadamente fuerte. Si lo hubiera golpeado dos veces más, lo habría matado.

Howard notó la ira en la mirada de Simon. Se rio y dijo: "Fui yo. La hipnoticé. Hice que se olvidara de ti".

La mirada de Simon se ensombreció. "En lugar de aprender a ser un ser humano decente, ¿es eso todo lo que aprendiste en la cárcel?".

"Ja, ja, ja... Por supuesto. Tengo que darte las gracias por haberme enviado a la cárcel. Si no, ¿cómo habría adquirido esas habilidades?".

Howard se acercó a él a propósito. "Tío, ¿te arrepientes ahora?", le preguntó en tono desafiante.

Él negó con la cabeza y dijo: "Incluso si te arrepientes, no servirá de nada. Shar solo me quiere a mí ahora. No puedes obligarla a quedarse a tu lado". Se rio alegremente.

Simon cerró los puños. Las venas del dorso de sus manos sobresalían. Reprimió la ira que brotaba en su interior, pues no podía matar a golpes a Howard en ese momento. Sharon todavía quería verlo.

"Howard...". Sharon salió corriendo. Ella exclamó conmocionada tras notar la sangre en la comisura de los labios y ver a Simon agarrándolo del cuello. "¿Te ha pegado?".

Ella corrió y apartó a Simon de un empujón. Luego tomó la cara de Howard entre sus manos con ansiedad. La cara de Howard estaba hinchada por el golpe. Ella preguntó en tono comprensivo: "¿Te duele?".

Howard negó con la cabeza. Le tomó la mano y le habló dulcemente: "Mientras pueda verte y estar contigo, recibir un golpe no es nada".

"Howard...". Sharon se compadeció aún más de él una vez que escuchó lo que dijo. Miró furiosa a Simon y le gritó con furia: "¿De verdad eres su tío? ¿Cómo puedes pegarle? Además, ¡le has pegado muy fuerte!".

Sharon miró al hombre que tenía delante. Tenía sangre en los labios. A pesar de la ferviente desaprobación de su familia a su relación, él seguía insistiendo en casarse con ella. Se sintió tan conmovida que empezó a llorar.

"Tú... ¿No tienes miedo de que te echen de casa después de casarte conmigo?". Temía que le pusiera las cosas difíciles.

"Vale la pena con tal de estar contigo. Eres mi esposa. Eres la que me acompañará en el largo viaje de la vida. No me importa nadie más". Howard podía ser bastante cursi cuando decía palabras tan cariñosas.

Sharon se sintió aún más conmovida en ese momento. Sus ojos se enrojecieron.

"¿Qué pasa? ¿No estás dispuesta a casarte conmigo?", preguntó Howard.

Ella negó de inmediato con la cabeza. "No, estoy dispuesta. Quiero ser tu esposa. Casémonos mañana".

Howard aceptó de inmediato. "¡Claro, casémonos mañana!".