Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1354

“Howard Zachary, ¿qué estás haciendo? ¿Estás utilizando tu muerte para amenazarme y obligarme a casarme contigo?”, preguntó Sharon mientras miraba fijamente a Howard, quien estaba de pie junto al borde de la azotea. Ella no creía que él fuera a saltar del edificio.

Howard la miró fijamente. Sus ojos se veían frenéticos. “Así es. Si no te casas conmigo hoy o no completas esta ceremonia de boda conmigo, saltaré desde aquí”, dijo él con voz ronca.

Ja... ¡Él realmente estaba usando su muerte para amenazarla!

“¡Abre los ojos! Nunca me casaré contigo”. Ella ni siquiera se había vengado de él por haberla hipnotizado. ¿Cómo se atrevía a amenazarla?

“Salta si quieres morir”, dijo Simon con frialdad. Su mirada carecía de toda calidez mientras miraba fijamente a Howard.

Desde su punto de vista, Howard había hecho muchas cosas para perjudicar tanto a él como a Sharon. Él no se compadecería de él ni aunque muriera cien veces.

“¡No creas que no me atrevo!”, gritó Howard con los dientes apretados.

Él no podía aceptar el hecho de que su hipnosis había fracasado. Por lo tanto, había decidido recurrir a métodos así de extremos para obligar a Sharon a casarse con él.

“No te convenceremos. Salta si quieres morir. Regresa si quieres vivir”. Aunque Sharon estaba furiosa, ella no quería verlo saltar del edificio ante sus ojos, pues se vería como que ella lo había obligado a buscar la muerte.

“Dime, ¿por qué no quieres casarte conmigo?”. Howard quería una respuesta.

Sharon se encontró con la mirada del hombre y lo rechazó con firmeza una vez más: “Deja de soñar. Nunca aceptaré casarme contigo en esta vida”.

“Está bien, está bien...”. Él levantó la cabeza de repente y soltó una carcajada. Había una expresión maníaca en su rostro. Después de reírse un rato, él se detuvo para mirar fijamente a Sharon. “¡Me estás obligando a morir! ¡Recuerda esto, Sharon Jeans! Tú eres la razón de mi muerte hoy. ¡Me convertiré en un fantasma vengativo y te perseguiré todos los días después de mi muerte!”.

Aunque Sharon no creía en los fantasmas, la expresión siniestra en el rostro de Howard la sorprendió.

“Has hecho muchas cosas malas en tu vida. Irás al infierno después de morir y no podrás renacer. Ni se te ocurra molestarla”. Las palabras de Simon fueron como fuertes golpes para él.

“Simon, tú...”. Sharon miró las largas y delgadas piernas de él. No parecía que tuviera ningún problema en las piernas.

Él la miró y sonrió débilmente. “Siento haberte hecho preocupar durante tanto tiempo. Mis piernas se recuperaron hace mucho tiempo. Solo seguí sentado en mi silla de ruedas porque me acostumbré a ella”.

Sharon se tapó la boca con las manos y no pudo resistirse a llorar en voz alta por la felicidad que sentía. ¡Eran lágrimas de alegría!

“¿Por qué estás llorando?”. Simon le secó las lágrimas mientras su corazón le dolía por ella. “¿Estás molesta porque no te lo conté?”.

Ella negó con su cabeza y dijo: “No, es porque estoy demasiado feliz. He estado rezando para que te recuperes pronto incluso en mis sueños”. Esto era lo que más pesaba en su mente.

“Quería contártelo cuando fuera el momento adecuado para darte una sorpresa”. Esa era la intención original de Simon. Sin embargo, él no tuvo más remedio que contárselo con antelación, ya que Howard no paraba de decir palabras tan provocativas.