Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1487

"¿Dónde está Rue?", preguntó Eugene al entrar en la habitación.

"La señorita está allí".

Eugene miró en la dirección que Wyatt señalaba y alcanzó a ver a la pequeña. Ella estaba temblando por todas partes mientras se escondía en un rincón de la habitación. El corazón del hombre se estremeció al instante.

"¡Rue!". Llegó con la niña con unos pasos mientras su mirada se ensombrecía.

"¡Papá!", gritó Rue con fuerza mientras se lanzaba a los brazos del hombre.

Eugene se fijó en las ropas estropeadas de su hija y en los cortes en su piel causados por los azotes. ¡El impulso de asesinar a alguien surgió instantáneamente en su interior!

Miró al hombre sangrante, el cual había caído al lado, y a la mujer que los guardaespaldas sujetaban. Fue capaz de adivinar lo que había sucedido. Una aterradora frialdad llenó su mirada.

Se quitó la chaqueta del traje y envolvió a Rue con ella. Luego cargó a Rue, quien seguía temblando de miedo. Se dio la vuelta y se dirigió a Wyatt con una voz carente de emoción: "Deberías saber cómo manejar esta situación, ¿verdad?".

Wyatt miró a la pequeña en los brazos de su jefe. Siempre habían cuidado bien de la señorita, ¡pero esas dos personas se habían atrevido a torturarla de esa manera!

¡Incluso si el presidente Eugene no hubiera dicho nada, castigaría a esos dos animales sin una pizca de piedad!

"Déjeme manejar esto. No se preocupe, presidente Eugene. Los haré pagar", dijo Wyatt.

Eugene dejó de hablar. Cargó a su hija y salió a grandes pasos.

Hound, quien había estado tumbado en la plataforma de ladrillos todo este tiempo, se levantó para abalanzarse sobre ella y gritó de forma emocional: "¡Es mi mujer! ¡Devuélvanmela, ladrones!".

Evidentemente, no conocían la identidad de Eugene. No tenían ni idea de a quién se enfrentaban.

Eugene abrazó a su hija con fuerza y se marchó sin darse la vuelta.

"¡Devuélveme a mi mujer!". Hound quiso perseguirlo, pero Wyatt le dio una patada que le hizo caer al suelo.

El hombre gritó adolorido: "¡Son... ladrones!".

Wyatt, quien siempre había sido gentil, era tan frío y severo como un demonio de las profundidades del infierno en ese momento. Pisó el pecho de Hound y sonrió cruelmente. "El juego acaba de empezar".

La expresión de la madre de Hound cambió por fin. "¿Qué pretendes hacer? ¿Vas a matarnos?".

"No, es demasiado aburrido matarlos. Los haré sufrir tanto que desearán estar muertos", dijo Wyatt estas aterradoras palabras con el tono más amable que pudo generar.