Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1518

Las emociones de Rue se habían calmado mucho, por lo que Fern podía volver a trabajar en la oficina.

Después de llevar a Rue a la escuela, ella se preparó para dirigirse a la oficina. Sin embargo, dos guardaespaldas vestidos de negro la detuvieron cuando se dio la vuelta.

“Señorita Thompson, el Viejo Amo Newton quiere verla”, le dijo uno de ellos.

Fern estaba sorprendida. El Viejo Amo finalmente había ido a buscarla.

Ella también quería verlo y preguntarle cuáles eran sus intenciones. ¿Por qué le guardaba rencor?

Ella no rechazó su oferta. Se subió al coche y los siguió hasta la casa de los Newton.

El Viejo Amo estaba sentado en una silla en el jardín de la casa de los Newton. En la mesa de mármol que tenía a su lado había una tetera con té recién preparado.

Cuando los guardaespaldas llegaron con Fern, el Viejo Amo estaba sorbiendo su taza de té.

“Viejo Amo, la señorita Thompson está aquí”, le dijo Fiona.

Quinn no se volteó para mirar a Fern y se limitó a responder: “De acuerdo”.

Fiona comprendía sus intenciones. “Acérquese y tome asiento”, le dijo ella a Fern con cortesía.

Fern se acercó y se sentó frente al Viejo Amo. Fiona le sirvió una taza de té.

“Gracias”, dijo Fern. Sin embargo, no tenía intención de beberse el té.

Ella miró al Viejo Amo a los ojos y le preguntó directamente: “¿Para qué querías verme?”. ¿Debía hablar con ella en privado?

El Viejo Amo fijó en ella su mirada turbia pero aguda. Su rostro permaneció inexpresivo. Después de echarle un vistazo, él dijo: “No nos hemos visto en tantos años, pero sigues teniendo el mismo aspecto. No es de extrañar que Eugene esté cautivado por ti”.

Fern frunció el ceño. ¿Se estaba refiriendo que aún lucía joven? ¿Era por eso que Eugene estaba enamorado de ella?

“Eso no suena bien. Eugene siempre ha tenido la mente clara. Yo tampoco tengo el poder de cautivarlo”, dijo ella con naturalidad.

A Fern le pareció gracioso lo que dijo. “¿Qué clase de excusa es esa?”. Era demasiado ridículo.

“No necesitas saber nada de esto. Solo tienes que dejarlo”.

Ella sonrió débilmente y preguntó: “¿Qué pasa si no hago lo que dice?”.

Una mirada gélida en los ojos envejecidos del Viejo Amo. “No me culpes por ser despiadado contigo. Haré que dejes de existir en este mundo”, dijo él con un tono frío y asesino.

Ella respiró con fuerza. “¿Me quitarás la vida?”.

“No me resulta difícil hacer desaparecer a alguien de la faz de la tierra”, dijo él con frialdad.

Fern se enfadó ligeramente. Ella se sentó erguida y preguntó: “¿Cree que puede salirse con la suya en todo?”.

“Aquí puedo hacer cualquier cosa”. ¿Él se refería que podía hacer lo que quisiera, ya que ese era su territorio?