Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1524

Sydney fue a la cárcel ese día para visitar a su madre.

Ella vio a su madre a través de los barrotes metálicos. Había adelgazado mucho, y su corazón le dolía por ella.

“Mamá, tú...”. Ella quería preguntar si su madre se encontraba bien, pero no sabía si debía preguntarle después de verla así.

La señora Neal había anticipado que su hija convencería a Eugene para que la dejara salir de la cárcel antes de tiempo. Ella estaba siendo intimidada por las otras reclusas de la prisión. No podía soportarlo más.

“Syd, ¿ha accedido Eugene a dejarme ir?”. Ella sabía que mientras Eugene dijera algo al respecto, ella no tendría que permanecer más en la prisión.

La mirada de Sydney se ensombreció mientras un indicio de odio aparecía en sus ojos. Ella negó con la cabeza y dijo: “No...”.

Eugene solo tenía su mente puesta en divorciarse de ella y volver con Fern de inmediato. A él no le importaba si su madre vivía o moría.

La señora Neal estaba sorprendida y luego empezó a agitarse. Ella miró a su hija con furia y le preguntó: “¿No? ¿Por qué viniste a verme, entonces? ¿No te dije que no debías venir a verme si él no había accedido a liberarme?”.

“¡Mamá! ¡Deja de soñar! Él no te dejará ir. Heriste a su hija. ¿No lo sabes?”. Sydney también perdió el control de su temperamento.

La expresión de la señora Neal cambió, pero todavía tenía una mirada severa en su rostro. “¿Y qué? ¿No eres su esposa? Suplícale que me deje ir. Él no va a ignorar tu honor y tus sentimientos, ¿verdad?”.

“¿Su esposa?”. Sydney se rio burlonamente. “No seré su esposa pronto. Él quiere divorciarse”.

La señora Neal la miró con sorpresa después de escuchar lo que dijo. “Tú... ¿Qué dijiste? ¿Divorcio? ¿Por qué? ¿Es por mi culpa?”.

Sydney negó con la cabeza y dijo: “Por supuesto que no. Él quiere divorciarse de mí por la mujer que no puede lograr olvidar”.

“Te estás refiriendo a... ¿Fern Thompson?”.

“¿Por quién más se volvería tan loco de amor?”.

La señora Neal comenzó a sentirse nerviosa. “No puedes divorciarte de él. Si lo haces, ¿qué pasará conmigo?”. ¿Tendría que pasar el resto de su vida en prisión?

Eugene asintió y dijo: “Adelante”.

Asher dijo: “No te preocupes, la cuidaré bien”.

Asher los llevó al museo ese día, tal y como habían acordado la noche anterior.

Fern contestó la llamada después de caminar hacia el pasillo exterior. “Aló, ¿quién es?”. Era un número desconocido, así que no sabía quién era la persona que llamaba.

“Fern, soy yo”. La voz de Sydney era suave y gélida.

Fern no pudo evitar temblar de miedo después de escuchar su voz. ¿Por qué Sydney la estaba llamando de repente?

“¿Por qué me llamaste?”. ¿Estaba buscando a Eugene?

“Reunámonos. Hay algo que necesito decirte”, dijo Sydney.