Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 211

Douglas estaba parado junto a ellos. Cuando vio cómo la madre y el hijo se mostraban reacios a separarse, una expresión sombría apareció en su rostro arrugado. No estaba tratando despiadadamente de separarlos, pero simplemente no era capaz de aceptar a Sharon.

Una vez que se llevó a Sebastian, se fue sin decirle ninguna palabra a Sharon.

A decir verdad, Sharon quería preguntarle algo a Douglas. ¿Simon había decidido asumir la responsabilidad de lo que le hizo a Rebecca y casarse con ella?

Sin embargo, las palabras se le quedaron pegadas en la punta de la lengua. ¿Por qué debería estar tan preocupada por eso?

Sharon estaba acostada en su cama, pero su corazón no podía descansar. La habitación de Simon no estaba lejos. ¿Rebecca lo estaba cuidando allí?

Toc, toc, toc. Hubo un golpe en la puerta.

Sharon parpadeó. ¿Podría ser una enfermera?

“Adelante”.

La persona que entró no era una enfermera, sino Eugene Newton, armado con un ramo de flores frescas y una canasta de frutas.

“¿Por qué estás aquí?”, preguntó Sharon.

“Mi empleada se ha lesionado. Como su empleador, ¿por qué no debería estar aquí?”. Eugene se acercó a ella con una media sonrisa. Dejó las flores y las frutas en la mesa a un lado y se sentó junto a ella.

“No te preocupes, la compañía pagará tus facturas médicas”, dijo Eugene.

“No sabía que teníamos tales bonificaciones”.

“Te heriste por asuntos laborales. Lo justo es que asumamos la responsabilidad”.

Sharon miró al elegante hombre. Tenía que admitir que él era un buen empleador. Era guapo y caballeroso. Cualquier mujer se enamoraría de él.

Él incluso estaba en una silla de ruedas, asistido por una enfermera que lo empujaba hacia adentro.

Si estaba tan gravemente herido, ¿por qué no estaba descansando en su habitación? ¿Por qué fue a verla?

Sharon quiso acercarse instintivamente a él, pero cuando se encontró con su expresión gélida, su corazón dio un vuelco. Se dio cuenta de que él debió haber visto a Eugene abrazándola.

Ella abrió la boca para explicar, pero no sabía por dónde empezar. La expresión de él decía claramente que había vuelto a malentender su relación con Eugene.

Simon los miró fijamente con frialdad. Sus venas se abultaron en el dorso de sus manos mientras agarraba con fuerza el manillar de su silla de ruedas. ¿Él le dio la espalda por un segundo, y ella estaba de nuevo en los brazos de Eugene?

“Ja, no sabía que el gran director ejecutivo de Grupo Próspero tuviera algo con las mujeres casadas”. La expresión fría de Simon se volvió burlona mientras los fulminaba con la mirada.

Eugene era tan elegante como siempre. Cuando él se encontró con la mirada de Simon, una mirada fría pasó por sus ojos. Él dijo sarcásticamente: “¿Mujeres casadas? ¿Te refieres a Sharon? Pero estoy seguro de que la biografía de su empleada dice que es soltera”.