Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 326

Sharon simplemente se congeló por un momento, pero pronto recuperó sus sentidos. Ella inconscientemente trató de apartarlo y distanciarse de su cuerpo mientras simultáneamente retiraba su pierna.

No obstante, tan pronto como ella se movió, el hombre la rodeó con sus brazos. Una voz masculina levemente peligrosa y de tono bajo se escuchó por encima de su cabeza. “No te muevas”.

Sus mejillas se sonrojaron casi de inmediato. “¡Des-desvergonzado!”. Era tan temprano en la mañana. ¿Podría no hacer algo así?

Simon entrecerró los ojos, sintiéndose algo inocente. Le divirtió bastante verla sonrojarse con indicios de ira.

“Suéltame”. No solo sus mejillas estaban un poco calientes, su cuerpo también comenzó a calentarse.

Él levantó su barbilla y se burló de ella con una sonrisa. “¿Por qué tienes la cara tan roja?”.

¡Deja de preguntar lo obvio!

Ella ignoró su advertencia y lo empujó con fuerza. Luego, se sentó erguida y se distanció de él. “Pareces estar de muy buen ánimo ahora, e incluso tu temperatura ha vuelto a la normalidad. No creo que necesites que nadie cuide de ti”. Ella inmediatamente saltó de la cama después de escupir esas palabras.

Simon aún estaba acostado en la cama con una mano en la frente. Comenzó a reírse entre dientes en silencio antes de hablarle a la parte posterior de su figura: “Cenemos esta noche, Señora Zachary”.

Sharon estaba ocupada empacando y preparándose para irse, así que lo rechazó sin pensarlo dos veces: “No, gracias. Tengo que trabajar horas extras esta noche”.

Una vez que salió por la puerta del apartamento, recordó lo que el hombre le había dicho antes. ¿La había llamado Señora Zachary?

Ella debió haber escuchado mal.

...

Ya que los mensajes acosadores de Howard habían cesado, pensó que él no volvería a aparecer. O, al menos, que no volvería a molestarla tan pronto.

Debido a esto, cuando él apareció de nuevo, ella estaba un poco aturdida.

“¿Por qué diablos estás aquí de nuevo? ¿No dejé las cosas claras la última vez?”. Sharon se puso a la defensiva mientras lo miraba fijamente.

Ella se quedó sin palabras por un tiempo y no podía creer que Howard estuviera dispuesto a hacer tal cosa.

“¿Estás realmente dispuesto a arrodillarte y expiar sus pecados?”.

“Vamos”. Él le dio una respuesta breve. Luego, la agarró y la metió en el coche.

“¿A dónde vamos?”. Ella aún se sentía un poco cautelosa.

“El cementerio”.

Por lo tanto, los dos llegaron al cementerio una hora más tarde.

Sharon caminaba al frente mientras Howard la seguía de cerca por detrás. Pronto llegaron a la tumba de su padre.