Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 328

Recientemente, Sharon necesitaba trasladarse entre dos lugares debido al proyecto del complejo, principalmente porque el complejo estaba ubicado en una montaña remota en el lado este de la ciudad. Por lo general, ella partía por la mañana y regresaba a la ciudad a altas horas de la noche.

Como de costumbre, ella necesitaba ir al complejo turístico hoy, ¡pero su coche se averió inesperadamente en el camino!

Lo espantoso era que el clima había sido terrible recientemente, así que estaba lloviendo de nuevo.

Ella salió del coche con un paraguas en su mano. Como no había ningún lugar cercano para reparar su coche, tuvo que llamar a una grúa.

Justo cuando estaba buscando ansiosamente un número, un Maybach negro se dirigió de repente hacia ella. Ella se tensó al verlo, reconociendo de quién era el coche.

Poco después, el coche negro y autoritario se detuvo justo delante de ella. Se bajó la ventana y el rostro hermoso de un hombre apareció ante sus ojos. Sus estrechos ojos de águila la miraron con una media sonrisa.

“¿Problemas técnicos?”. Simon fue capaz de comprender su situación con un solo vistazo.

“Sí. Se averió”, dijo Sharon de manera impotente.

Ella estaba sosteniendo su paraguas, y el viento y la lluvia eran cada vez más fuertes. Algunas gotas de lluvia incluso comenzaron a gotear sobre su rostro y su ropa. Simon frunció ligeramente el ceño mientras decía sin más explicaciones: “Súbete”.

La puerta del coche se abrió frente a ella y ella miró al hombre dentro del coche. No era el momento adecuado para discutir, así que se subió obedientemente.

Sus manos y sus pies estaban fríos y su ropa se había mojado un poco. Incluso le preocupaba mojar su coche.

“Sécate el agua de tu cara”. Él le entregó un pañuelo limpio.

Ella vaciló antes de aceptarlo. “Gracias”.

Tan pronto como ella se secó la cara, él colocó su abrigo sobre su cuerpo y dijo gentilmente: “No te resfríes”.

El calor de su cuerpo aún permanecía en el abrigo, e instantáneamente calentó el cuerpo de ella. Incluso su corazón parecía calentarse un poco.

“¿Hacia a dónde te diriges? Te llevaré”, preguntó Simon.

Sharon volvió rápidamente a sus sentidos y agitó las manos. “No es necesario. Tengo que ir a un lugar que queda bastante lejos, así que puedes dejarme en la empresa. Conduciré hasta allá por mi cuenta”. De todos modos, habría coches adicionales en la empresa.