Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 428

Sharon se sintió incómoda. Ella sabía que él se estaba burlando de ella intencionalmente y no creía en sus palabras en absoluto.

Ella bajó su mirada, pues no quería que él supiera que acababa de encontrarse con Eugene Newton. En especial, no quería que él se enterara de lo que había dicho Eugene sobre que ella era Sienna Newton.

En el momento en que ella se fue de la cafetería, ya había tomado la decisión de que, independientemente de si las palabras de Eugene eran verdaderas o falsas, no volvería a la casa de los Newton.

No importaba el pasado o el futuro, ella era solo Sharon Jeans y no Sienna Newton.

Los delgados labios de Simon se arquearon ligeramente mientras continuaba mirándola con una sonrisa indescifrable. Ella se apresuró a esconder los complicados sentimientos en su corazón mientras alargaba la mano para pellizcar la manga del hombre. Ella coqueteó deliberadamente con él, diciendo: “Ya que dijiste que soy tu prometida, en el futuro seré la esposa del jefe de esta empresa. ¿Ni siquiera puedo ir a comer algo cuando tenga hambre? ¿Estás dispuesto a dejarme trabajar con el estómago vacío?”. Al final de sus frases, ella le parpadeó coquetamente.

Ella claramente estaba actuando de manera descarada. Incluso si ella no lo decía, él ya sabía adónde había ido.

“¿Fuiste a tomar un café con Eugene Newton?”.

Hubo un destello en los ojos de Sharon. Al ver esa actitud del hombre que parecía haber captado completamente sus movimientos, ella en realidad se sintió un poco descontenta.

Ella comprendió que él había enviado guardaespaldas para que la siguieran para protegerla.

Sin embargo, ella sentía que ya no necesitaba guardaespaldas siguiéndola todo el tiempo. Después de todo, ya sabía por qué el Anciano Newton la había secuestrado antes de esto.

“Esto es tan absurdo. En el futuro, ¿acaso también te tendrán que informar cuando voy al baño?”.

El hombre enarcó una ceja y se puso serio a propósito mientras decía: “Ajá... Si te caes en un pozo, ellos también tendrán que informarlo”.

“¡Tú eres el que se va a caer en un pozo!”. ¿Quién más iba a maldecirla de esa manera?

Sin embargo, el hombre no sonrió. Él levantó la barbilla con la mano. “Entonces dime, ¿estaba bueno el café que te invitó Eugene?”.

¡Este hombre ridículo! Era solo una taza de café, ¿por qué tenía que ser tan mezquino?

Ella se acercó deliberadamente un poco más a él y esbozó una sonrisa a propósito mientras decía: “¡Estaba bueno!”.

Simon se burló con frialdad: “¿Te convenció con una taza de café? No te olvides de lo peligrosa que es su familia”.