Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 467

No era fácil ser su alumna. En aquel entonces, ella molestaba descaradamente a Ceylon todos los días. Incluso llevaba todos sus perfumes para que Ceylon los evaluara, sin importar si eran buenos o malos.

Después de rogarle durante medio año, él de repente accedió a aceptarla como alumna.

“Eugene, deberías quedarte unos días más ahora que estás aquí. Estoy libre los próximos días, así que puedo pasar un tiempo contigo”, le invitó Sharon.

La mirada de Eugene se volvió sombría. “Yo también quiero, pero...”.

“¿Tienes algo importante de lo que ocuparte?”. Sharon seguía apoyada en el hombro del hombre mientras lo miraba.

Eugene la miró a los ojos y su expresión se volvió repentinamente más solemne. Cuando habló, su tono era más grave que antes: “Sienna, el abuelo quiere que regreses”.

Sharon se quedó ligeramente sorprendida. Su cerebro no pudo procesar lo que estaba sucediendo por un momento. “¿Regresar? ¿Adónde?”.

Eugene permaneció en silencio durante unos segundos. “A la casa de los Newton”.

Ella finalmente entendió lo que estaba pasando. Ese fue su turno de estar en silencio. Entonces se sentó erguida y dejó de apoyarse en el hombro del hombre. La sonrisa en su rostro también se había desvanecido.

Ella curvó vagamente los labios y preguntó: “¿El Viejo Amo sabe que hoy he terminado mis estudios?”.

“No puedes ocultarle nada”. La voz de Eugene seguía siendo baja y ella no podía percibir ninguna alegría o pena en esta.

Sharon inclinó la cabeza y lo observó en silencio. Después de un rato, ella dijo: “Eugene, ¿por qué siento que tu posición como jefe de la familia es bastante inútil?”.

Ya que el Viejo Amo aún estaba vivo, la posición de Eugene como jefe de la familia era todavía bastante restringida.

Por supuesto, Eugene también estaba indefenso en cuanto a su posición como jefe de la familia. Sin embargo, seguía siendo mejor que dejar que otro lo tuviera.

“Sienna, debes saber que yo tampoco quiero que vuelvas”. Él prefería que ella se convirtiera en una nómada en el mundo que volver a un hogar como ese.

Sharon giró la cabeza para mirar la vista de la calle que pasaba rápidamente por la ventana. Habían pasado dos años desde que ella había dejado aquel lugar y le sería imposible no echarlo de menos.

Además, su hijo seguía allí.

En realidad, no le importaría volver. Dos años podrían haber provocado muchos cambios.

Quinn evaluó a Sharon. “Parece que estás viviendo en reversa. ¿Por qué luces aún más infantil que antes?”.

Las comisuras de los ojos de Sharon se agitaron. “¿Significa eso que luzco más joven?”.

Quinn la miró con recelo y había sospecha en sus ojos gris ceniza. “Eugene te envió a estudiar al extranjero ¿y he oído que obtuviste muy buenos resultados?”.

“Más o menos. Cierto, te he preparado un frasco de perfume. Te ayudará a mejorar tu calidad de sueño y a calmarte”.

Sharon le pidió a Kelly que le entregara el delicado frasquito al anciano.

Quinn lo recibió con cierta sospecha. Lo olió y juntó las cejas inmediatamente. Le pidió a Kelly que se lo llevara con disgusto. “¿Qué es esto? ¡Huele demasiado dulce!”.

“Tienes que ponerlo en la cabecera de tu cama y olerlo antes de dormir. Verás los resultados en tres días”.

Quinn aún lucía disgustado. Dejó de preguntarle por sus estudios. Él se sentó erguido y le dijo con una expresión severa: “Ya que has vuelto, deberías prepararte para volver a tus raíces”.