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Sharon comprendió inmediatamente después de escuchar el discurso de la señora Hamilton, especialmente cuando vio la expresión intrigante en el rostro de la señora cuando miró a Eugene.
‘Parece que la señora Hamilton ha puesto los ojos en mi hermano y quiere que sea su yerno’.
Ella le echó un vistazo a su hermano a su lado. ‘¿Acaso él ya sabía acerca de las intenciones de la señora Hamilton y por eso insistió en traerme aquí? ¿Para no estar tan incómodo?’.
Mientras hablaban, apareció la señorita Hamilton.
"Mamá, ¿con quién estás hablando?", dijo la señorita Hamilton con una voz suave, que tenía el tono infantil de una niña.
Sharon no pudo evitar mirarla de forma crítica. La señorita Hamilton vestía un vestido de princesa blanco. Su cabello ondulado estaba peinado detrás de ella naturalmente y llevaba una corona de cristal. ‘De verdad se viste como una princesa’.
Ese era el vigésimo cumpleaños de la señorita Hamilton. Ella estaba en su edad de oro, y su rostro estaba lleno de juventud.
'Si queda emparejada con mi hermano...'.
Eugene era diez años mayor que ella. Para la señorita Hamilton, él tenía la edad para ser su tío, ¿no?
"Hera, llegaste en el momento justo. Este es el Cuarto Joven Amo Newton, de quien siempre te hablo", presentó la señora Hamilton.
Hera miró a Eugene y había una mirada tímida en su rostro. Bajando la mirada, ella saludó: "Encantada de conocerte, Cuarto Joven Amo Newton".
La expresión de Eugene no cambió. Él permaneció caballeroso. "Encantado de conocerla, señorita Hamilton".
“¿Por qué la llamas señorita Hamilton? Sólo llámala Hera", dijo la señora Hamilton con insatisfacción.
Eugene sonrió y mantuvo su expresión cortés. La estaba rechazando sin consideración alguna. Estaba dispuesto a asistir a la fiesta de ese día, pero eso no significaba que quisiera estar involucrado con Hera.
Eugene no emitió ningún sonido y hubo un ligero cambio en la atmósfera.
En ese momento, Sharon se echó a reír, lo cual hizo que todos la miraran.
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