Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 523

El médico también habló: “Lo mejor es que no molesten a la paciente. Lo que ella necesita ahora es descanso”.

Los dos hombres adultos finalmente cerraron la boca, pero no tenían intenciones de irse.

Sharon no pudo evitar pedir: “Maestro, hoy se entregará un lote de flores del vivero. Ahora no estoy en condición para ir al laboratorio, ¿sería mucha molestia que se encargue de eso?”.

Esas flores eran materias primas que debían manipularse adecuadamente. De lo contrario, la fragancia cuando se extrae no sería lo suficientemente pura.

Naturalmente, Ceylon entendió esto y, al ver que la enfermedad de la mujer no era leve, solo pudo asentir. “Que descanses bien, entonces. Puede dejarme los asuntos del laboratorio”.

“Gracias”.

“No hay necesidad de cortesía entre nosotros”.

Simon escuchó su intercambio y sintió que su pecho se contraía con fuerza. Ella estaba pensando en otra persona durante un momento tan crítico.

Sharon luego miró al hombre de expresión fría, y su tono fue completamente diferente al de antes mientras decía: “¿No tienes un gran proyecto en el que trabajar? ¿Por qué no te vas todavía?”. Ella prácticamente lo estaba echando.

La mirada de Simon se volvió sombría. No se iba a enfadar con ella solo porque era una paciente.

“Sebastian, quédate aquí y cuida de tu mami, ¿entendido?”. Incluso si tuviera que irse, su hijo se quedaría.

“Entendido. Ve, haz lo que tengas que hacer, papi”.

La habitación finalmente se había calmado después de que el médico le recetó un medicamento.

Sharon acarició la cabeza de su hijo y dijo con cansancio: “Sebastian, estoy agotada. Me voy a dormir un rato. Puedes ir a leer algunos libros si te aburres. No tienes que cuidarme”.

“No, necesito cuidar a mami, al igual que mami siempre me cuidaba cuando estaba enfermo”.

Al ver que el chico era inflexible, ella decidió dejarlo en paz. Después de recibir la inyección y su medicamento, ella se durmió rápidamente.

“Te serviré un poco”. El hombre parecía estar de buen humor y le sirvió un vaso de agua.

Esos ojos oscuros que estaban enfocados en ella brillaron mientras pasaba el vaso. Con sus labios esbozando una vaga sonrisa, él preguntó: “¿Quieres que te ayude?”.

“No, gracias”. Ella agarró de inmediato el vaso y, de un gran trago, bebió el agua. Sin embargo, casi se ahoga al hacer esto.

“Despacio, no es como si estuviera luchando contigo por el agua”.

Sharon lo miró de reojo con irritación. Sentía que este hombre era realmente una molestia.

Tras dejar el vaso en la mesa de al lado, la expresión de la mujer se volvió fría de inmediato. “No quiero verte, así que vete, por favor”.

La sonrisa en el rostro del hombre desapareció lentamente y sus ojos oscuros que la miraban se volvieron aún más insondables.