Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 572

Sharon separó ligeramente sus labios rosados ​​que el hombre acababa de besar un momento atrás. Ella estaba intentando negarlo ansiosamente, pero era como si las palabras se le hubieran atascado en la garganta.

¡Sus mejillas se volvían cada vez más rojas con cada segundo que era observada fijamente por la mirada burlona del hombre!

De repente, ella lo apartó casi instintivamente y se frotó los labios con el dorso de la mano. Era como si quisiera borrar todas las marcas que él le había dejado. Ella luego le regañó con furia mientras se sonrojaba: “¡P*ndejo!”.

Tan pronto como dijo esto, sintió un dolor punzante en la barbilla cuando el hombre la agarró con la mano. El rostro apuesto con expresión indiferente del hombre se acercó a ella. Él dijo con una voz masculina juguetona pero baja y magnética: “Ahora soy tu prometido, no un p*ndejo”.

¿Dijo prometido? ¿Desde cuándo?

¡Ella no lo había aceptado!

Ella lo miró a los ojos y lo examinó con escrutinio, queriendo leer sus verdaderos pensamientos. Sin embargo, cuando vio las insondables pupilas del hombre, sintió que no sería capaz de vislumbrar sus pensamientos en absoluto.

“Simplemente no lo entiendo. ¿Qué diablos estás haciendo?”.

“Sé que tienes mala memoria, pero no pensé que tendrías habilidades de comprensión tan terribles también”, dijo Simon mientras curvaba los labios de manera burlona.

Sharon no estaba de humor para andar de rodeos, así que le preguntó directamente: “¿Por qué me propusiste matrimonio? ¿No me digas que es para conectar a las dos familias y expandir el territorio de tu negocio?”.

Los ojos llenos de frialdad de Simon se entrecerraron levemente mientras le pellizcaba la barbilla con los dedos. ¡De repente tenía ganas de insultarla!

“¿Has perdido completamente la cabeza? ¿Crees que daría la mitad de las acciones de mi empresa a la familia Newton para expandir mi territorio?”.

El aura sofocante del hombre la estaba presionando. Ella se sintió tan presionada que apenas podía hablar.

Los labios de Sharon se movieron levemente antes de que pudieran salir palabras. “Entonces, ¿por qué estás…?”.

“¿No sabes ya muy bien por quién estoy haciendo esto?”. Simon se acercó aún más a la mujer, y la fuerte sensación de opresión que emanaba de él hizo que ella sintiera ganas de escapar.

Sharon se armó de valor para encontrarse con la mirada aterradora del hombre, y su voz temblaba inconscientemente. “Tú... no puedes...”.

“¿Por qué no? ¿No es esto lo que me debes? ¡Me debes esto desde hace dos años, y es hora de que lo compenses, junto con los intereses!”.

Él se estaba acercando a ella con mucha fuerza y ​​no iba a aceptar un no por respuesta.