Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 662

Germaine había llevado un cuchillo con ella al cementerio. Quizás ya lo había planeado desde el principio. ¡Ella estaba allí para vengar a su hijo!

“¡Eugene, paga con tu vida! ¡Te voy a matar!”. Ella agarró el cuchillo afilado y apuntó a Eugene, a punto de apuñalarlo.

Justo cuando su cuchillo estaba a punto de apuñalar a Eugene, la mano de ella fue golpeada. El cuchillo cayó al suelo.

Wyatt estaba protegiendo a Eugene desde el frente. Él fue quien apartó el cuchillo de un manotazo.

Los viejos ojos de Quinn se entrecerraron sin piedad mientras resoplaba con frialdad. “Agárrenla y enciérrenla cuando regrese a casa. Sin mi permiso, ¡no se le permite ser liberada!”.

Al principio, él pensó en permitirle despedirse de Austin por última vez. Nunca esperó que ella no se diera cuenta de sus errores e insistiera en atacar a Eugene.

“¡Déjame ir! ¡Eugene, quiero matarte! Te mataré... Deberías vivir una vida miserable...”. Germaine fue arrastrada a la fuerza, pero siguió maldiciendo y regañando a Eugene.

Eugene escuchó esas maldiciones y dejó escapar un suspiro en secreto cuando vio a Germaine actuando como una loca.

Él no simpatizaba en absoluto con Austin y Germaine. Aunque era cierto que estuvo involucrado en la muerte de Austin, también era lo que ambos se merecían.

“¿Estás bien, hermano?”. Sharon notó la expresión sombría de su hermano y pensó que Germaine lo había asustado.

Eugene negó con su cabeza. “Estoy bien. Regresemos a casa”.

Sharon miró en la dirección donde se iba Germaine y dijo: “Dime, ¿terminará como mamá? ¿Se volverá loca después de ser provocada?”.

“Tal vez...”, dijo Eugene débilmente.

Después de salir del cementerio, Sharon le pidió a Simon que la acompañara a visitar a su madre.

El día del conflicto, Autumn se puso nerviosa por el disparo de Austin. Durante los últimos días, ella había estado en un estado de locura. Ni siquiera los medicamentos la ayudaban. A veces, incluso tenían que inyectarle un estabilizador para evitar que hiciera alguna locura.

Sharon aún estaba sentada en la silla de ruedas y Simon la empujó al Jardín de Bambú.