Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 851

Sharon no sabía cómo Trevor pensaba lidiar con Henry, pero estaba segura de que el hombre no sería amable.

“Henry, vete. ¡Vete de inmediato!”. Sharon no quería que él sufriera por ella.

Sin embargo, era como si Henry no la hubiera escuchado. Él no se movió y simplemente esperó a que Trevor se le acercara. Había una expresión impasible en su rostro.

Trevor nunca había visto a alguien que pudiera arreglárselas para permanecer tan tranquilo como Henry ante la muerte inminente. La mirada penetrante de Henry era en realidad bastante aterradora.

Él era solo un hombre discapacitado en silla de ruedas. ¡No había nada que temer!

Tan pronto como se acercó, Trevor trató de sacar a Henry de su silla de ruedas.

Sin embargo, Henry lo agarró por la muñeca antes de que pudiera ponerle las manos encima. Antes de que Trevor pudiera reaccionar a lo que había sucedido, ¡hubo un fuerte crujido que salió de su brazo!

Henry le había torcido el brazo, ¡y el fuerte crujido fue el sonido de su brazo al romperse mientras era torcido!

“¡Ah!”, gritó de dolor Trevor de repente. ¡Su rostro se contrajo por el dolor!

Una mirada asesina apareció en sus ojos. Él había subestimado a este hombre discapacitado. ¡No esperaba que tuviera unos brazos tan fuertes!

Trevor extendió el otro brazo por reflejo para agarrar a Henry, pero una vez más, este último le agarró el brazo antes de que pudiera alcanzarlo.

Henry no se movió. Él fue capaz de dominar a Trevor mientras estaba sentado en una silla de ruedas. Los amigos de Trevor estaban completamente sorprendidos.

¡Nadie esperaba que él fuera tan fuerte!

Sharon tampoco podía creer lo que veían sus ojos. ¿Cómo podía Henry, quien parecía débil y frágil, tener una fuerza tan inmensa?

“Tus manos están sucias. Ya que la tocaste, te ayudaré a deshacerte de tus brazos”, dijo Henry. Había una pizca de terrible malicia en el tono indiferente de su voz.

Si no lo hubieran visto con sus propios ojos, nadie creería que él era capaz de derrotar al arrogante y autoritario Trevor Chester.

“¡Ah!”, gritó de dolor Trevor una vez más. Todos se sorprendieron. Una sensación dolorosa se apoderó de sus propios brazos. Se sentía como si sus propios brazos también estuvieran dolidos por estar torcidos.