Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 858

Sharon caminó frente a Tammy, quien no dijo palabra alguna por un momento. Sin embargo, Tammy le volvió a recordar con una expresión seria en su rostro: “Ten una buena charla con él más tarde. No hagas nada que lo altere”.

Sharon asintió y dijo: “Sé qué hacer”. Ella estaba a punto de empujar la puerta y entrar en la habitación, pero aún había algo que no entendía. Ella miró a Tammy y preguntó: “¿Por qué el señor Henry quiere verme de repente?”.

En su opinión, no había nada de malo en esta pregunta. Sin embargo, la expresión de Tammy cambió drásticamente.

La expresión de Tammy se volvió más fría y parecía bastante molesta. El tono de su voz también era desagradable cuando dijo: “Puedes preguntárselo tú misma después de entrar”.

¿Estaba enojada? ¿Tampoco sabía por qué Henry quería verla?

Sharon fingió no notar nada. Ella le sonrió y dijo: “En ese caso, voy a entrar”.

Ella se dio la vuelta, pero pudo sentir la mirada de Tammy en su espalda.

No podía comprender qué estaban tramando Tammy y Henry en ese momento.

Ella entró en la habitación y vio a Henry que estaba sentado en su silla de ruedas. A diferencia de las veces anteriores, esta vez él estaba frente a la puerta. Parecía que la estaba esperando.

Sharon se detuvo en seco momentáneamente. Luego lo miró a los ojos y caminó hacia él.

Para ser honesta, ella siempre lo confundía con Simon cada vez que hacía contacto visual con él. Se sentía como si estuviera mirando a los ojos de Simon.

“Señor Henry, ¿quería verme?”, le preguntó Sharon con una sonrisa mientras se paraba frente a él.

La mirada penetrante de Henry se había fijado en ella desde el momento en que entró en la habitación. El aire de la habitación pareció congelarse mientras él permanecía en silencio.

En ese momento, parecía que realmente estaba evitando la pregunta.

Ella arqueó las cejas y se rio de manera burlona. “No esperaba que fueras tan cobarde”.

Henry la miró de reojo. Ella se puso de pie con los brazos cruzados frente a su pecho mientras levantaba la barbilla. Ella lucía como si lo estuviera menospreciando.

“¡Cobarde! No te atreves a aceptar tus propias discapacidades solo porque no lograste rescatarme de Trevor. Te sientes molesto y piensas que eres un fracasado. Debes estar sintiendo que eres un caparazón vacío como un zombi, ¿verdad?”.

Henry frunció el ceño. Él odiaba el hecho de haberse vuelto así, pero su situación no era tan seria como ella lo pintaba.

Sin esperar a que él dijera algo, Sharon se levantó de repente. Ella se apoyó presionando ambas manos en el apoyabrazos de la silla de ruedas, se acercó un poco más a él y dijo: “Déjame decirte algo. No importa lo que estés pensando en este momento, cuanto más lo evites, menos podrás resolver tus problemas. Ni siquiera pienses en echarme de esta mansión a menos que haya terminado de producir una fragancia que pueda ayudarte con tu insomnio”.