Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 13

Punto de vista de Kelly

Estaba bebiendo agua mientras estaba sentada en el sofá. Pierce estaba frente a mí, reprendiendo todavía a Luke. Estábamos en mi unidad del condominio. Pierce realmente quería llevarme a su casa, pero yo insistí en ir a mi condominio.

“No puedes volver a hacer esto, Luke. ¿Qué habría sucedido si yo no hubiera estado allí? ¿Qué pudo haberle pasado?”

“Pierce, basta. Él es mi conductor, no mi guardaespaldas.”

"¡Entonces te conseguiré un maldito guardaespaldas!"

Me estiré y lo miré a los ojos. "Esa es mi decisión, Pierce."

Me miró preocupado. “¿Entendiste lo que está pasando, Kelly? Te acosaron y Luke dijo que la persona que te seguía llevaba una máscara y una sudadera con capucha. Eso significa que no es una buena persona y tenía la intención de hacerte daño."

Me palmeé la cara y respiré profundamente. "No pensaste que no tengo miedo, ¿verdad?"

Pierce suspiró y me agarró del brazo. Me hizo sentar en el sofá y me tomó de las manos. Me miró a los ojos con preocupación. "Haré todo lo que pueda para atraparlo, Kelly. Él nunca podrá hacerte daño. Te lo prometo."

Asentí y le di una leve sonrisa. Me acercó más y me rodeó con sus brazos, dándome un cálido abrazo.

Durante la semana siguiente, Pierce siguió vigilándome en la empresa. Siguió enviándome mensajes y preguntándome mi paradero cada vez que tenía asuntos fuera de la empresa. Él siguió visitándome en mi condominio. A veces, no podía evitar tener la ilusión de que nunca nos divorciamos y que todavía éramos una pareja encantadora.

Ahora, nuevamente apareció en mi puerta a recogerme para ir juntos a la fiesta de aniversario.

"Pierce..." llamé mientras daba un profundo suspiro.

Me miró y se levantó. Caminó hacia mí y me tomó del brazo. "¿Estás bien? ¿Qué ocurre?"

Llevaba un traje negro y se veía elegante con su atuendo. Su aura era intimidante. Sus labios lucían rojizos y sus ojos marrones eran tan hermosos. ¡Dios! Si tan sólo pudiera conservarlo para mí para siempre...

Aparté mi mano de él y lo miré a los ojos. "Sé que estás preocupado, pero no deberías venir aquí cuando quieras, Pierce. Estamos divorciados."

Su frente inmediatamente se arrugó. "¿Eso me quita el derecho a preocuparme por ti?"

Negué con la cabeza. "Conozco tu intención, pero no deberías cruzar la línea. Ahora no somos más que mejores amigos."

"¡Exactamente! ¿Qué clase de mejor amigo no se preocupa y visita a su amiga?”

"Llamaré a Luke para que regrese aquí y te recoja. E… Estaré esperando en la fiesta."

Cerré los ojos con fuerza mientras acariciaba mi pecho cuando él se fue después de eso. Me mordí el labio inferior y lentamente me senté en el sofá. Miré mi vestido. El vestido rojo se ajustaba perfectamente a mi cuerpo y combinaba con mi tono de piel. Fue un vestido que me regaló la Sra. Anderson y que quería que yo usara aquella noche. En realidad, pensé en no usarlo, pero consideré que esta sería la última petición que aceptaría.

Luke vino a recogerme y cuando llegamos al lugar, mis ojos automáticamente se posaron en dos personas paradas una al lado de la otra, hablando. Lexi le estaba susurrando algo a Pierce y ella se reía, pero él no. Su cara estaba seria y me sorprendí cuando me encontró. Nuestros ojos se encontraron e incluso cuando estaba hablando con alguien más, no me quitó los ojos de encima.

Aparté la mirada y no pude evitar maldecir a mi estúpido corazón. ¿Qué esperabas Kelly? ¡Que dijera que no estaba saliendo con Lexi no significaba que ella ya no fuera su verdadero amor! Ya que has decidido trazar la línea, ¡nunca mires atrás!

Vi a los padres de Pierce y el Sr. Anderson no parecía feliz. Su rostro lucía sombrío y su esposa seguía acariciando su brazo como si intentara calmarlo.

"¡Kelly!" Una voz burbujeante llamó a mis espaldas.

Cuando volteé a ver era Chris. Estaba sonriendo mientras caminaba hacia mí.

"Buenas noches, preciosa". Tomó mi mano y besó el dorso de ella.

Le sonreí y observé a mi alrededor pensando que todos nos estaban mirando, pero todos a nuestro alrededor estaban ocupados en su propio mundo. Sin embargo, había un par de ojos marrones oscurecidos por la ira, mirándonos desde la esquina del lugar.