Punto de vista de Kelly
Estaba acostada en la cama, desnuda bajo las sábanas blancas. Miraba a Pierce fijamente mientras él también me miraba y me acariciaba el cabello con sus dedos. Me miraba con cariño y admiración, y ante su mirada mi corazón palpitaba. Era mi mejor amigo, pero sentía que podíamos ir más allá de eso. Estaba enamorada de él, tan enamorada que sentía que moriría si lo perdiera.
—¿Por qué me miras así?
En ese instante, tragué fuerte al sentir incomodidad entre mis piernas. Anoche me entregué a él, después de habernos casado.
—¿Qué pasa si quedo embarazada? —pregunté
Él no me amaba como yo lo amaba. Se había casado conmigo sólo por sus abuelos. Su abuela estaba enferma y como nuestras familias eran amigas, acordamos casarnos. A decir verdad, nunca pensé que él estaría de acuerdo con este matrimonio.
De pronto, acarició suavemente mi mejilla mientras sus ojos se enternecían. —Kels, sabes que no estoy preparado para ser padre. Ni siquiera estoy listo para casarme. Simplemente hice esto por mis abuelos. Sé que lo hiciste por la misma razón, ¿verdad?
Al oírlo, sentí que mi corazón se partía en pedazos por lo que dijo, pero le dediqué una sonrisa, aunque estaba destrozada por dentro. Un segundo después, se acercó a mí, me abrazó y me dio un suave beso en la frente. Yo tomé una gran bocanada de aire y cerré los ojos con fuerza. ¡Esto era una locura! ¡Totalmente descabellado! ¿Por qué me enamoré de mi mejor amigo?
—Kels… Kelly, despierta...
En ese momento, alguien me sacudió los hombros.
—¡Kels, vamos! ¿Por qué te dormiste aquí?
Pronto, abrí lentamente los ojos y levanté la cara. Me di cuenta de que me quedé dormida en la mesa de mi oficina y ahora me dolían el cuello y la espalda.
—¿Pierce? —exclamé al ver al hombre a mi lado.
—Te ves cansada. ¿Estuviste trabajando horas extras estos últimos días?
Sin embargo, yo solo me quedé mirando su rostro. Él estaba aquí. ¿Por qué estaba aquí? Por lo que recuerdo, había salido con su primer amor. Al recordar eso, sentí una punzada en el pecho.
—¿Qué hora es? —pregunté.
Él sonrió. —Son casi las cuatro de la tarde. Vine con alguien —respondió.
—¿Alguien? —inquirí y mi frente se arrugó mientras recorría el lugar con la mirada. Al instante, mi estado de ánimo cambió cuando vi a una mujer familiar sentada cómodamente en el sofá. En sus ojos noté una expresión de disgusto, pero cuando Pierce miró en su dirección, inmediatamente mostró una dulce sonrisa.
—Traje a Lexi para hablar sobre nuestro contrato con ella. Será nuestra nueva modelo.
De inmediato, miré a Pierce de nuevo con la cara en blanco. ¡Qué fastidio!
—Ven aquí, Lexi. Kels hablará contigo sobre el contrato —continuó Pierce.
—¿Contrato? Se supone que debe pasar por una entrevista primero, Pierce —indiqué.
Pero él me miró y se rascó la mejilla. —Sobre eso, Kels. ¿Podemos pasarla por alto? Ya sabes, por los viejos tiempos —pidió.
—¿Harías eso con cualquiera que conozcas hace tiempo? —inquirí.
La expresión de Pierce cambió de inmediato. Apretó la mandíbula y miró a Lexi mientras mis ojos permanecían en él, observando su reacción.
—E-está bien si tengo que pasar una entrevista, Pierce.
Cuando Lexi dijo eso, mi atención se desvió hacia ella y la miré con una expresión estoica en mi rostro.
—Debe gustarte tomar atajos —dije con indiferencia.
—¡Kels! —exclamó Pierce al tiempo que me tomaba del brazo. Luego miró a Lexi a modo de disculpas.
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