Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 59

Resumo de Capítulo 59: Tener hijo con mi mejor amigo

Resumo do capítulo Capítulo 59 de Tener hijo con mi mejor amigo

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Punto de vista de Kelly

Una vez más, me desperté junto a Klay y eso me recordó a la primera vez que dormimos juntos. Con eso en mente, me volví a sonrojar. Su brazo descansaba sobre mi cintura y su palma, debajo de la camisa que llevaba puesta, presionaba mi vientre.

En ese momento, tragué fuerte al recordar todo lo que pasó la noche anterior. La forma en que me tocó y acarició mi piel. La forma en que reclamó mis labios y me hizo sentir complacida.

Mis mejillas se calentaron de nuevo al darme cuenta de que ahora era mi novio. Anoche decidí darle una oportunidad, pero no porque estuviera emocionada después de la conversación que tuve con Pierce. No lo hice para rebelarme contra mis propios sentimientos por Pierce, sino porque vi la sinceridad en los ojos de Klay. Él fue sincero con sus sentimientos y pude sentir su corazón y su alma.

—Buen día…

Me estremecí cuando sentí que Klay besaba mi cuello y abrazaba mi cuerpo con fuerza. Se rió entre dientes con tono sexy cuando sintió mi estremecimiento y no pude evitar sentirme avergonzada porque fui yo quien inició el sexo anoche. Coqueteé con él y me dio lo que quería.

—¿Qué estará pensando mi bebé esta mañana? ¿Hmm? —preguntó usando su voz seductora. Era ronca y sonaba muy sexy.

—Buenos días —le susurré en respuesta.

—Hmm. ¿Qué tal me desempeñé anoche?

Al escuchar su pregunta, mis ojos se abrieron en shock. Al instante, pellizqué su brazo en mi cintura y él se rió sensualmente contra mi oreja.

—¡Klay! —exclamé.

—Deberías acostumbrarte a llamarme bebé. Me encantaría que lo hicieras —pidió.

Yo sólo siseé y me levanté rápidamente de la cama. Lo escuché reír cuando corrí con cuidado hacia el baño, usando solo bragas y su gran camisa negra.

Un momento después, vi mi cara sonrojada en el espejo y no pude evitar abrir la boca. Ese espejo fue uno de los testigos de lo que pasó entre nosotros anoche. Mi corazón dio un vuelco mientras miraba cada rincón de mi rostro en mi reflejo. Él me poseyó allí anoche, probó cada centímetro de mi cuerpo, me complació hasta el punto de que casi me desmayo y me reclamó como si no hubiera un mañana. Él se adueñó de cada parte de mí, incluso de mi alma, y ​​poco a poco también se estaba robando mi corazón.

Luego, acaricié mi cuello donde dejó una marca de sus besos. Después de la primera ronda, nos pusimos muy salvajes. Él era insaciable, pero me gustaba mucho eso. Lo hicimos en tantas posiciones que no pude evitar sentirme caliente otra vez de sólo recordarlo.

No sabía que podía ser tan insaciable y salvaje. Le mostré cada gramo de deseo dentro de mí, dejé sueltos mis sentimientos lujuriosos y él no me juzgó. Al contrario, le gustó.

No pude evitar comparar mis experiencias con él con las que tuve con Pierce. Con Klay, era libre de gritar todo lo que quisiera y mostrarle así cuánto lo deseaba. Sin embargo, con Pierce, no mostraba mi lado salvaje porque tenía miedo de que se diera cuenta de mis sentimientos por él. Tenía miedo de demostrarle que lo deseaba muchísimo.

En ese instante, sacudí la cabeza, pues decidí dejar de recordar el pasado. Luego fui a la ducha. Después de bañarme, fui a la cocina y vi a Klay preparando el desayuno.

Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras lo miraba. Estaba medio desnudo bajo el delantal que llevaba puesto, tenía el pelo recogido en un nudo y se veía sexy frente a la cocina. No sabía que lo vería así, como un chico normal cocinando para su mujer. Su mujer. Esas palabras hicieron que mi corazón saltara. ¿Quién hubiera pensado que terminaría con él? Estaba demasiado ahogada con el hombre de expresivos ojos marrones que no pude ver la belleza de los orbes negros que poseía Klay.

—No te enamores demasiado, nena. Quiero ser yo quien se ahogue en mi amor por ti —dijo.

Contuve el aliento y lo miré con incredulidad. Aunque podría suceder, no pude evitar gemir ante su arrogante comentario.

Pronto caminé hacia la barra de la isla y me senté en el taburete.

Klay puso un plato de comida frente a mí al mismo tiempo que su teléfono sonó. De inmediato, respondió mientras con su mano izquierda usaba el tenedor para llevar la salchicha a mi boca. Eso me dejó inmóvil, pero al final comí lo que él cocinó.

—Con el bebé dentro de mí —contesté—. Te das cuenta de que tener una relación conmigo significa aceptar a mi bebé, ¿verdad? No quiero agobiarte con esto, pero Klay, mi bebé ahora es mi tesoro...

—El bebé —hizo una pausa y apretó mis manos— ...también es mío, Kelly. No me importa no ser el padre biológico. El bebé nacerá y crecerá teniéndome como su padre. No tienes que preocuparte por algo que no me molesta. Además, fue culpa mía por no actuar cuando te casaste con él a ciegas. Fui un tonto.

Las palabras de Klay de alguna manera me calmaron, aunque todavía estaba nerviosa por cuáles serían las consecuencias de todo esto. Lo acepté en mi vida incluso cuando todavía no había terminado por completo con Pierce. Sin embargo, tenía la intención de mantener mi decisión de darle una oportunidad, sólo esperaba que esta vez resultara.

El chequeo fue muy incómodo porque le pregunté a mi médico con suma timidez si podía tener relaciones sexuales durante el embarazo.

Klay y yo fuimos muy salvajes anoche y me preocupaba que eso pudiera causarle complicaciones al bebé que llevaba dentro. Sin embargo, mi médico me dio una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes por eso, Kelly. Es normal que las mujeres embarazadas tengan un mayor deseo. Es parte del embarazo —comentó.

Al escucharlo, me mordí el labio inferior y asentí. —¿Quieres decir que unas... noches salvajes no afectarán al bebé? —inquirí.

—Por supuesto que no, no te estreses por eso. Además, por lo que dijiste, creo que tu marido sabe qué hacer. Fue cuidadoso y apuesto a que investigó sobre esto incluso antes de que te dieras cuenta.

Aquello me sorprendió y me conmovió al mismo tiempo. —¿De verdad? —exclamé.

En ese instante, no pude evitar recordar cómo me trató Klay anoche. Fuimos tan salvajes que casi pierdo el control, pero incluso cuando él era tan dominante y agresivo, sabía cómo manejarme. Él sabía qué hacer cuando estaba a punto de perder el control y estuvo allí para acompañarme.

Me puse feliz cuando salí del hospital y me emocioné de volver a ver a Klay. Mis sentimientos por él obviamente se intensificaron por lo que me demostró y por lo que ahora me daba cuenta. Quizás darnos una oportunidad era la mejor opción para mí.

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