Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 60

Resumo de Capítulo 60: Tener hijo con mi mejor amigo

Resumo de Capítulo 60 – Tener hijo con mi mejor amigo por Internet

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Punto de vista de Klay

Kelly cambió mucho después de visitar a su médico para su control de embarazo. Sus cambios no fueron para nada malos, de hecho, me hicieron muy feliz. Ni siquiera sabía que era capaz de sentir tantas emociones estando con ella.

Me reía mucho y la mayor parte del tiempo estaba sonriente cuando ella estaba a mi lado. Incluso le hacía bromas.

Después de su control de embarazo, fui directamente a su apartamento y le llevé algo de mi ropa, lo que la sorprendió.

—¿Te mudas a mi casa? —preguntó, a lo que yo sonreí.

—¿Eso te gustaría? —contesté.

Ella siseó y me pareció algo tan lindo que terminé sonriendo de nuevo.

Era evidente que se sentía más cómoda conmigo. A veces era susceptible, pero la mayoría de las veces era dulce.

Nunca pensé que vería ese lado de ella. Estaba acostumbrado a que fuera silenciosa, distante e incómoda cuando yo estaba cerca, pero ahora los cambios eran tan grandes que no podía ignorarlos.

—¿Es en serio? —preguntó Kelly con las manos en la cintura. Estaba detrás de mí, mirándome guardar mi traje en su armario.

La miré y levanté una ceja. —¿No quieres a tu novio aquí? —cuestioné.

Sus mejillas se sonrojaron ante mi pregunta y no pude evitar sonreír por eso.

Era tan bonita.

—Klay, tienes casa —replicó.

—Mi casa es donde tú vives, nena. Déjame quedarme aquí los fines de semana. Quiero pasar más días contigo, pero sé que ambos estamos ocupados, así que supongo que esto será suficiente —comenté.

De repente, ella se cruzó de brazos. —¿Es por eso que le dijiste a Ana que se tomara un día libre durante el fin de semana? —inquirió.

De nuevo, sonreí. —Qué inteligente, esa es mi nena. Quiero pasar los fines de semana contigo. Solos —dije.

Ella me miró a los ojos y vi que su expresión se suavizó.

De eso hablaba. Se había vuelto más cariñosa y atenta después de visitar a su médico. Me preguntaba qué pasó, pero fuera lo que fuera, supuse que simplemente debería agradecer por ello.

Por mi pare, para retribuir, preparé la comida y cuando cayó la noche, vi a Kelly acostada en la cama con una lencería blanca muy sexy. No pude evitar tragar saliva mientras me secaba el pelo con la toalla. Ella estaba apoyando su espalda contra la cabecera, leyendo un libro.

Esa, podría decirse, es la verdadera definición de sexy.

Cuando me acosté en la cama, la miré a la cara. Vi cómo sus labios se torcieron y se curvaron en una sonrisa reprimida antes de dejar el libro en la mesita de noche y mirarme.

Luego acarició mi cabello, haciendo que mis ojos se cerraran. Sentir sus caricias era maravilloso.

—¿Por qué te me quedaste mirando así? —preguntó.

Yo sonreí mientras mis ojos todavía estaban cerrados. —Estás tan sexy. Quiero besarte —manifesté.

Ella no respondió, así que abrí los ojos para verla a la cara. Me sorprendió el ardiente deseo que bailaba en sus ojos mientras me observaba.

Probablemente se debía a su embarazo, pero no pude evitar sentirme excitado también.

Mi respiración se aceleró cuando sentí sus dedos cálidos y delgados recorrer mi pecho desnudo, bajando hasta mi estómago y, finalmente, hasta agarrar mi miembro por encima de mis pantalones.

Mis labios se separaron cuando sentí que ella lo acariciaba suavemente mientras sus ojos me miraban con deseo.

—¿Puedo…? —preguntó jadeando.

***Punto de vista de Kelly

Me puse a recordar cada momento que compartí con Klay. Hicimos el amor en casi todos los rincones de mi apartamento. Fue una experiencia más allá de mi imaginación. No sabía que podía ser tan salvaje, pero no me arrepentía.

—¡Ajá! Conozco esa mirada.

Al escuchar la voz de Yara, entré en pánico. De repente, apareció frente a mí, sonriendo como loca.

—¿Qué? —cuestioné, mirándola a los ojos.

Ella se rió. —Esa es la cara de una mujer que acaba de tener sexo —afirmó.

—¡Yara! —exclamé y le di una palmada en el brazo. Luego miré a mi alrededor. Afortunadamente, no habían pasado ni 10 minutos desde que abrí la tienda, por lo que los demás empleados aún no habían llegado y tampoco había clientes.

En ese momento, Yara se rió de nuevo. —Vamos, jefa. No seas tímida. Estoy muy feliz por ti, te lo mereces —comentó.

Al oírla, no pude evitar morderme el labio inferior y sonreírle. —Gracias, Yara.

Debía admitirlo, ya era muy difícil para mí resistirme a Klay. En el momento en que tocó mi cuerpo por primera vez me familiaricé con sus caricias. Sentí que de repente había quedado a su merced, pero estaba feliz con ello.

Klay me hacía feliz y nunca me hacía sentir mal, ni siquiera cuando le ofrecí chupársela y él se negó. Me siento honrada de tener un novio como él.

Es más, empecé a pensar que desde ese momento nunca lo dejaría ir.

Todavía estaba recordando nuestros encuentros apasionantes cuando llegó nuestra primera cliente.

Estaba lista para saludarla con una dulce sonrisa, pero me detuve cuando me di cuenta de quién era.

¿Qué hacía Emily allí?

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