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THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 14

—Si no quieres ir, deberías decirlo —hablo Auguste.

Liana alzó una ceja y le palmeó el brazo.

—Si quiero ir, deja de intentar que cambie de opinión.

—¿Entonces por qué te ves tan triste?

—Porque los chicos no contestan mis llamadas —Liana miro su celular con tristeza—, me siento media vacía sin tenerlos aquí molestándome.

Auguste no dijo nada, pero Liana pudo notar que parecía disgustado.

—Supongo que debo darle espacio —Liana volvió a golpear el brazo de Auguste—. ¿Si entiendes que Junior tampoco tenía la culpa de nada verdad?, tu y mi papá tienen la culpa por mantenerse tanto tiempo callados.

—No quieras que me ponga contento porque extrañas a tu ex.

—No es mi ex… bueno, solo salimos poco tiempo y es mucho más que eso —Liana se sonrojo, aun no tenía el valor para decirle que todo fue una mentira—, Junior siempre será parte de mi vida, así que ve dándote la idea.

Auguste miró disgustado a Liana, esta se cruzó de brazos con una mirada severa.

—Femme comblée —Auguste suspiro y la atrajo para sostenerla en sus brazos—, vas a ser mi muerte ¿No es así?

Liana le dio un beso tímido.

—Supongo que debo darle espacio.

—Mucho espacio —bromeo Auguste—, superarte no debe ser algo fácil.

Gabriela irrumpió en la habitación con un traje dentro de un protector que lo ocultaba. Les brindo una gran sonrisa al verlos.

—Ya es tiempo de que te cambies Liana —sonrió Gabriela—, Auguste, ve con los demás. Deben estar preguntándose dónde estás y causarán un gran escándalo si saben que estás a solas con Liana en mi habitación.

Auguste le agradeció a Gabriela y salió de la habitación despidiéndose de Liana con dramatismo porque no estaría para despedirla con los demás. La semidemonio los ayudó a tener un momento a solas ya que todos andaban algo tensos al saber que Liana se escapó para dormir junto a Auguste. Si bien no había pasado nada más que besos entre ellos. Todos culpaban al pobre alfa francés de sobrepasarse con Liana.

Para sorpresa de la adolescente, Gabriela era su única aliada. Ella estaba entusiasmada con la relación y ofreció su ayuda para que puedan verse sin interferencia de los demás. Liana suponía que era porque le recordaba su propia historia.

—Qué bueno que mande hacerte el uniforme del escuadrón desde hace semanas —dijo Gabriela sacándolo de su funda—, si no, tendrías que haberte puesto el mío y no hubieran cabido.

Liana sonrió mientras Gabriela le ayudaba a ponerse el uniforme algo complicado de vestir, ya que eran varias piezas y ornamentos. Tuvo la mala idea, como todos los demás, de que cuando Gabriela se enterara que se iban a una misión de ella iba a hacer un gran berrinche, pero para sorpresa de todos parecía feliz de librarse de ir a las tierras libres.

—Lidiar con el frio y esa gente me hubiera causado estrés —había dicho con mala cara—, posiblemente tendría que contener las ganas de quemar a toda la gente que nos mira mal.

Cuando terminó de ayudarle a ponerle el complicado uniforme le insistió para peinarla y maquillarla un poco. Liana accedió solo porque en ese momento tenía que ir lo más presentable posible porque estaría dando la cara por el Reino.

—Estas preciosa —Gabriela término de aplicarle un poco de rubor—, ¿Cuándo creciste tanto?, siento que fue ayer que tu mamá te trajo en brazos para presentarte.

Liana sintió un golpe de nostalgia.

—No te felicite —dijo de pronto.

Gabriela sacudía su brocha de maquillaje.

—¿Por qué?

—Por la venida de tu hijo y por… por todo —Liana se sentía tan tonta en ese momento, tanto tiempo sintiendo celos por Gabriela sin darse cuenta de que solo provocaba alejarse de ella.

Gabriela la miró sin entender, pero de igual manera la abrazo.

—Vas a estar bien —Gabriela le acomodo el cabello—, sé que todo es muy abrumador, pero podrás manejarlo. Sólo grítales a los tarados y mantente firme, ser mujer en esta familia es algo difícil porque esta llena de hombres idiotas temperamentales, pero sé que podrás hacerlo. Y no te preocupes de lo tuyo con Auguste, al final van a lograr estar juntos a pesar de todo.

Liana asintió mientras Gabriela le ponía lo único que faltaba del uniforme, una capa que por encima era negra con adornos dorados y por dentro era roja.

—Siento que este uniforme es demasiado —hablo Liana sintiendo la capa sobre sus hombros—, esta pesadísima y estoy que me sofoco.

—Está reforzada por qué van a un clima frío —explicó Gabriela—, y cuando me toque ponerme el mío pienso agregarle más medallas y joyas, tiene que reflejar mi personalidad.

Las dos salieron de la habitación de Gabriela en el palacio y se dirigieron a los jardines donde todos estaban esperándolas. Ya que de ahí desaparecerían para transportarse a las tierras libres.

Liam, Bael , Estefan, Theo estaban vestidos con sus uniformes de gala del escuadrón del príncipe heredero. Taylor que también los acompañaría se había puesto su uniforme de cazadora que Theo le regaló, con los colores parecidos a los uniformes reales pero hecho de cuero y con armas colgando de ella por todos lados.

Fue Jaime el que se acercó a ella primero y la abrazo, Liana sonrió al ver las expresiones algo asombradas al ver a Jaime tan cariñoso con alguien, pero Liana lo apretujo más porque este era su verdadero padre con ella. No el que mostraba hacia los demás.

—Estoy muy orgulloso de ti —Jaime le apretó los hombros con afecto—, sé que lo harás increíble.

—Por la diosa, hasta yo estoy nervioso —lloriqueó Liam en alto—, ¿No son estas capas muy pretenciosas?, pensé que nunca la usaríamos más que en las ceremonias.

—Están yendo a un lugar que no está en nuestra soberanía, deben ir con sus mejores galas mostrando su respeto —Oliver palmeo la espalda de su hijo—, lo harán muy bien, confió en ti.

—Nosotros también fuimos a nuestra primera misión fuera del Reino casi a la misma edad de ustedes —Alex abrazaba a Estefan que tenía cara de fastidiado—, es como si fuera ayer.

—Yo solo tengo feos recuerdos de esa misión —gruño Alan—, éramos felices y de pronto entró la llorona, el neurótico y el traidor en nuestras vidas arruinándolo todo. Espero que ustedes no traigan a nadie por el amor a la diosa luna.

—No seas aguafiestas —Dylan le acomodo el cuello a su hijo—, por favor, Theo de mi corazón, no dejes que lo arruinen todo.

—Si Theo, espero que sepas guiarlos y evitar que se sobrepasen —Oliver le sonrió.

—Estamos aquí —gruño Bael—, y los escuchamos.

—Si necesitan ayuda solo me llaman —Alan se cruzó de brazos—, llegaré de inmediato si algo pasa y los cremare.

—Tráiganme algún recuerdo bonito —Gabriela sujeto el brazo de su padre—, espero que no se demoren tanto, quiero mostrarles la nueva habitación del bebé.

CAPÍTULO 14.- segundo fragmento 1

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