UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 128

Resumo de Capítulo 0128: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0128 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Neste capítulo de destaque do romance Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, Day Torres apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.

Vito lo miraba fijamente sin mostrar ningún signo de piedad.

—Eso se llama "traición", Mason, has estado traicionando a nuestra familia...

—Nooooo... yo jamás...

—Vamos Mason, no tienes nada que ganar mintiendo ahora. Toda la prueba está aquí y tú sabes que no puedo dejar pasar esto ¿verdad? —sentenció Vito.

Mason pareció enloquecer entonces.

—¡No puedes matarme! ¡Soy uno de los tuyos! ¡Soy de tus hombres...! ¡Hice todo lo que me pediste! ¡Te conseguí puertos seguros para el tráfico de mujeres en toda la costa este! ¡Te conseguí un mercado de compradores para los bebés que secuestras! ¡¿Cómo me vas a matar?! ¡Me necesitas!

Vito negó con condescendencia.

—Ese es tu error. Todavía no entiendes que en esta vida, nadie necesita de nadie —replicó—. ¿Al menos sabes dónde estás? —preguntó.

Mason miró alrededor, desesperado, lo que le había parecido un hueco en la tierra más bien parecía una vasija enorme, pero pronto se dio cuenta de que solo era la mitad de ella.

—Estás en un molde —le dijo Vito—. Tengo una debilidad especial por las estatuas, y de cuando en cuando me gusta poner una en mi jardín... así que traigo mi material aquí, mis hombres hacen el trabajo bruto y luego... bueno, luego yo le doy un poco de cincel para darle el acabado.

Mason se pudo lívido del terror, había dicto decenas de estatuas en el jardín de Vito, y cuando el hombre se inclinó hacia él, comprendió hasta dónde el mafioso era un asesino despiadado.

—No sé por qué, pero siento que cuando mis estatuas tienen dentro un alma se ven más... realistas.

Le sonrió con expresión malvada y un segundo después la primera palada de cemento blando caía sobre el cuerpo de Mason. Durante largos minutos se escucharon sus gritos, sus súplicas y finalmente los alaridos de un hombre hundiéndose para siempre y ahogándose en medio del cemento.

Era una muerte horrible, porque en cierto punto todo aquello entró en su boca, silenciándolo para siempre. Quizás era el pago a todas esas mujeres y niños que había ayudado a traficar.

Lo cierto fue que los minutos pasaron y el cemento comenzó a endurecerse mientras los hombres de Vito llenaban el molde y terminaban de llenarlo. Allí había quedado Mason Lee, en el interior de la estatua de una gárgola, la más fea de las criaturas que acechaban en la oscuridad.

Sin embargo, no habían pasado ni quince minutos cuando se escuchó una explosión cerca de la verja perimetral y una avalancha de hombres armados en uniformes militares entraron a la casa.

Vito hizo un gesto de desprecio al ver el aparato, después de todo Keller tenía razón: Mason no era más que una rata traidora.

—¡Llévenselo! —exclamó Jhon—. El resto del equipo, contacten al departamento forense de Montreal, creo que tenemos muchas estatuas que abrir en el jardín.

Vito Rizzuto fue llevado a una de las camionetas blindadas y conducido al aeropuerto por el equipo de extracción.

—No sabía que habíamos llegado a un trato con Mason Lee —dijo uno de sus subordinados.

—Fue un trabajo que hice personalmente —mintió Hopkins.

Jamás había cruzado ni una palabra con Mason, lo único que había hecho era un pase de magia para sacar aquel micrófono del cemento, pero había hecho creer a Vito que sus pruebas venían de Mason porque era la única forma de liberar a Zack de toda sospecha; así que en los próximos días se encargaría de reforzar esa idea y en cada informe diría que Zack Keller había traicionado el trato y él había llegado a un acuerdo de inmunidad con Mason Lee.

Sin embargo no iba a arriesgarse a que algo sucediera, así que media hora después Zack recibía una llamada de Gazca.

—¡Hablaron de correccional! —le dijo apurado—. Tienes que ir a buscar a Andrea. ¡Ya!

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