Resumo do capítulo Capítulo 0129 do livro UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 0129, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance UN BEBÉ PARA NAVIDAD. Com a escrita envolvente de Day Torres, esta obra-prima do gênero Romántica continua a emocionar e surpreender a cada página.
Andrea tenía sueño, sueño y frío, y solo sabía que era de noche todavía por el trocito de cielo negro que veía a través de su ventana. Pero apenas asomó la primera luz cuando la puerta de su celda se abrió.
—Vamos fuera. Hora de irte —dijo la guardia y Andrea se restregó los ojos sin comprender. Zack le había dicho que estaría una semana para su protección. ¿Por qué querían sacarla ahora?—. ¡Vamos! ¿¡A qué esperas!? —gruñó la mujer desde la puerta y a pesar de su miedo Andrea no se lo hizo repetir porque no quería que la golpearan otra vez.
A trompicones la empujaron hacia una habitación y le entregaron la ropa que traía el día que la habían arrestado.
—Cámbiate si quieres salir de aquí. Tienes cinco minutos.
Con el corazón en la garganta Andrea se cambió de inmediato y poco después la misma guardia la empujaba por los corredores rodeados de maya electrificada hacia la salida de la prisión. Ella sentía que se iba a desmayar cuando aquella puerta se abrió y del otro lado estaba Zack, apoyado en la camioneta, moviendo aquel pie como si se le fuera a caer de puro nervio.
Andrea no dudó un segundo, corrió hacia él y lo abrazó llorando. Zack la estrechó entre sus brazos mientras la sentía sollozar contra su pecho.
—Todo está bien, mi amor, ya estamos juntos, ya estamos juntos... —susurró en su oído y luego la besó con desesperación en los labios. Los tenía fríos y agrietados, pero a él no le importó, ya estaba con ella para darle todo el calor ue necesitaba.
—Tenemos que irnos de inmediato —escuchó la voz de Loan a sus espaldas y cogiendo a Andrea en los brazos Zack la subió a la camioneta.
Salieron a toda velocidad mientras las luces del día se encendían tras ellos. Andrea tenía el corazón palpitando rápido cuando miró por el retrovisor, pero no había nadie detrás de ellos. Zack dio un suspiro de alivio y le sonrió:
—Nadie va a perseguirnos, amor. Estás libre ahora, de verdad —la tranquilizó.
—¿A dónde vamos? —preguntó asustada todavía.
—Al aeropuerto —le respondió Milo desde el asiento del piloto—. ¡Ya quiero dejar este país de una vez!
Andrea sentía una mezcla de emociones muy extraña. Estaba feliz de haber sobrevivido a la cárcel, pero estaba aterrada, como si todavía no pudiera creer que fuera cierto. Iba agarrada de la mano de Zack mientras el auto avanzaba velozmente hacia el aeropuerto.
El hangar privado casi los recibió con el avión en marcha y los chicos Keller subieron para dar la orden de despegar.
Zack le pidió a Andrea que subiera y luego se acercó a un auto que estaba estacionado un poco más lejos.
Ben se bajó de él y le dio un abrazo apretado.
—Estamos a salvo. Ya nadie puede hacerte nada, nena, nadie.
Andrea pasó saliva porque no podía esconderle sus miedos.
—¿Y qué pasa con Mason? —preguntó con voz temblorosa—. Ya sé que me sacaste de la cárcel y nos vamos lejos pero él... él no dejará de perseguirnos, Zack. ¡Nos va a buscar estemos donde estemos!
—No será así, te lo prometo —respondió Zack con tristeza, porque no sabía cómo decirle que había pagado un millón de dólares para que mataran a Mason y probablemente ya estuviera hecho—. Mason debe estar siendo arrestado ahora mismo, la CIA estaba detrás de la organización a la que pertenecía...
Andrea abrió los ojos impresionada.
—¿La CIA? —balbuceó.
—La división de Crimen Organizado —le explicó Zack—. Los ayudé un poco a cambio de que alejaran a Mason definitivamente de nosotros. Te prometo que vamos a estar bien.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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