UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 154

Resumo de Capítulo 0154: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0154 do livro UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres

Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 0154, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance UN BEBÉ PARA NAVIDAD. Com a escrita envolvente de Day Torres, esta obra-prima do gênero Romántica continua a emocionar e surpreender a cada página.

Andrea asintió con una sonrisa cansada.

—Pues habrá que hacérselo entender, por las buenas o por las malas.

—Las malas casi siempre son mejores. Te lo digo por experiencia —rio Luana señalando al grupo que disfrutaba en la terraza—. Míralos qué hermosos, crie cinco niños. ¿Y sabes a cuál hijo me costó más educar?

—¿A cuál? —curioseó Andrea.

—¡Al hijo de mi suegra! —respondió Luana y las dos estallaron en carcajadas—. Es un hecho indiscutible: los hombres, por muy buenos que sean, necesitan entrenamiento, ¡sin excepción! ¿O crees que Nikola siempre fue ese hombre hermoso que tú conoces? —resopló en tono de burla—. ¡Tu querido suegro era insoportable, y me tomó muchos años meterlo en cintura, pero todo se puede lograr!

Andrea suspiró mientras reía y estuvo un rato conversando con Luana hasta que llegó la hora del postre.

—Bueno, yo también tengo que contarles algo, familia —dijo Loan mientras hacían la sobremesa—. En una semana voy a viajar para el campeonato y este toca... ¡ta ra rán....! en Francia. Si quieren que les traiga algo, hagan su lista ahora.

—¡Cierto, el viaje de Loan! ¡Yo quiero cosas, ya te las escribo! —se apresuró su madre y Andrea vio con curiosidad cómo toda la familia anotaba los regalos que querían.

—¿Tiene algo especial el viaje? —le preguntó Andrea a Zack en voz baja.

—Es como una tradición de Loan. Cada año desde hace cinco años va a al campeonato mundial de patinaje donde sea que lo hagan —le contó Zack.

—¿Y eso no es normal? Digo... es dueño de una compañía gigantesca de artículos de deportes de invierno. ¿No es normal que vaya a los campeonatos? —lo increpó Andrea.

—Pues sí, pero este es especial, porque ahí es donde ve a su diablesa pelirroja...

—¡Oye, oye, más respeto! ¿Qué es eso de "pelirroja? —se burló Loan, como si quisiera restarle importancia a la palabra "diablesa".

—Bueno, a su escocesa peligrosa —sonrió Zack y Andrea miró a Loan con curiosidad.

—OK, OK, la historia corta: la conocí hace seis años en Zúrich en un campeonato de patinaje artístico. estábamos en un bar, ella es hermosa yo soy un bombón... ¡teníamos que chocar! —se pavoneó Loan—. Pasamos cada noche de ese campeonato juntos y fue espectacular, pero los dos decidimos que era lo suficientemente perfecto para dejarlo ahí. Si nos volvíamos a ver al siguiente año, podíamos hacer lo mismo.

—¡Oigan, más respeto! ¿¡Qué nadie me respeta aquí!? —se quejó Loan.

—¡NO! —exclamaron Andrea y Zack al unísono, muertos de risa.

—A ver, esto es en serio —le dijo Zack—. Me gustaría invitarte a una cita, y bien puede ser aquí, pero Francia es hermosa, París es icónica... ¿has ido alguna vez?

Andrea negó con la cabeza.

—¡Entonces vamos! Podemos ir los tres, llevamos a Adriana de paseo, vamos al campeonato, a conocer la ciudad... Y nos mantenemos alejados del calenturiento y su dominatrix —insistió Zack—. ¡Anda, vamos, te prometo que será muy lindo!

Andrea lo dudó un minuto. Cuando el resto de los mortales decía "cita" pensaba en el cine, una cena, quizás un paseo en bote o algo así. Un Keller, sin embargo, solo podía pensar en una cita y reservar de inmediato un vuelo a París.

—Está bien —dijo con un suspiro pero en el fondo estaba más que emocionada—. Voy a aceptar esa cita, Thorcito... procura que valga la pena.

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