UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 156

Andrea pasó saliva al sentir el aliento de Zack sobre su boca y el calor volcánico que emanaba de su cuerpo.

—¿Y lo último? —murmuró ella con voz entrecortada.

Zack sonrió y le acarició la mejilla, antes de besarla apasionadamente.

—Lo último es que voy a hacerte el amor sobre este escritorio hasta que lo rompa —gruñó mordiendo sus labios antes de introducir la lengua en su boca y someter la de Andrea al más sensual de los encuentros.

La invitación era tan intensa que ella apenas podía resistirse.... pero era demasiado pronto para ceder.

—No puedo aceptar semejante oferta —murmuró suspirando profundamente y Zack hizo un puchero.

—¿Y por qué no?

—Porque tú y yo trabajando juntos es un riesgo. En cuestión de horas estaríamos ante un caso grave de acoso sexual —dijo ella intentando parecer seria.

—¡Claro que no! Eso no va a pasar porque tú serás mi jefa y yo tendré que portarme bien. Dime que sí, Andrea. Dime que voy a tener la mejor gerente en todo el mundo...

Zack le sonreía con ojos brillantes, se acercó hasta rozar su nariz con la suya y tomó sus labios con un beso coqueto.

Andrea cruzó sus manos detrás de su cuello y negó.

—Bueno, pues por eso mismo no puedo aceptar, porque sería tu jefa, y yo no tengo ninguna intención de portarme bien —le dijo y lo empujó suavemente luego para bajarse del escritorio—. Gracias, de verdad, pero creo que prefiero seguir trabajando con Ben.

Le hizo un gesto de despedida con la mano y se fue de allí para dirigirse a la salida mientras suspiraba. ¡Dios, Zack la estaba volviendo loca! ¡Se le ocurrían las cosas más descabelladas! ¡Ella y él solos en una oficina! ¡Ja! ¡Eso era como una película porno crónica! ¡Se tenían tantas ganas que no podrían estar cerca sin ponerse las manos y todo lo demás encima!

¡Demonios, lo deseaba con todas sus fuerzas, solo quería saltarle a la cintura y besarlo y hacerle el amor, pero tenía que resistir! Llegó al ascensor de la recepción y vio aquel cartel con el nombre de la empresa. El corazón le latió a toda velocidad mientras echaba un último vistazo alrededor, él había mandado a hacer todo aquello para ella.

—Tú ya me dirás... Quítate la ropa.

Zack se quedó anonadado por un instante y luego su cerebro se llenó de fuegos artificiales mientras tiraba de su mano para levantarla y la pegaba a su cuerpo con un gesto posesivo.

—Dilo de nuevo —gruñó contra su boca y Andrea sintió que se derretía, pero no se detuvo.

—Su jefa necesita atención absoluta, señor Keller. Quítese la ropa —repitió y él exhaló un gemido de satisfacción sobre sus labios mientras los devoraba.

Las manos de Andrea comenzaron a desabrochar la camisa y el cinturón de Zack al mismo tiempo que él se encargaba de desnudarla con desesperación. Las prendas rodaron por el suelo mientras los dos pegaban aquellas pieles desnudas palpitantes de excitación, como si solo eso pudiera darles calor.

—Muy bien, señor Keller, ¿listo para hacer horas extra? —sonrió Andrea enredando los dedos en su cabello y lo vio sonreír con felicidad.

—Por supuesto, jefa.